A más de 43 años de la Gesta, se cumple un nuevo aniversario de la creación de nuestra querida institución, la Fuerza Aérea Argentina, el 10 de agosto, no puedo dejar de rendir homenaje a todos sus integrantes: oficiales, suboficiales, soldados y personal civil, hombres y mujeres de distintas especialidades que a lo largo de la historia —y particularmente en 1982— hicieron posible lo imposible.

Cada vez que un avión surca nuestros cielos, el común de la gente ve al piloto o a la nave… pero pocos piensan en el silencioso y sacrificado engranaje humano que permite que esa aeronave vuele. Hace años, cuando comencé a escribir sobre esta realidad invisible, los bauticé con el nombre de LOS MAGOS: con muy poco, hacen mucho. Son técnicos, logísticos, especialistas en armamento, abastecimiento, comunicaciones, meteorología, bomberos, operadores de torre, mecánicos, armeros… todos imprescindibles.
Y fue en la Guerra de Malvinas donde esa verdad quedó sellada con sangre y fuego.
LA VERDAD HISTÓRICA: UNA FUERZA AÉREA SUDAMERICANA PROBADA EN COMBATE
La creación de la Fuerza Aérea Sur (FAS) durante el conflicto del Atlántico Sur no fue solo un hecho organizativo: fue una transformación histórica. La FAS asumió tareas para las que la doctrina no la había preparado, rompiendo límites impuestos por Resoluciones como la 1/69, que le impedían operar sobre el mar. Sin embargo, durante 44 días, se alistó, planificó, ejecutó y sostuvo la mayor ofensiva aérea de nuestra historia militar moderna.
Desde el continente, desde nuestras bases, no desde las islas, partieron los aviones que dañaron a la flota británica. No fueron actos individuales, fueron operaciones conjuntas. Y cada misión cumplida fue el fruto de una trilogía insustituible: el avión, el piloto y los técnicos/mecánicos/logísticos. Si uno de ellos fallaba, el avión no despegaba. Sin esos “magos” en tierra, los “halcones” jamás hubieran volado.

TESTIMONIO VIVO DE UNA VERDAD IRREFUTABLE
Como integrante del II Escuadrón Aeromóvil M5 IAI Dagger “La Marinete”, destinado en la Base Aérea Militar San Julián, fui testigo directo de esta historia. El 1 de mayo de 1982, la FAS emitió la orden fragmentaria N° 1105. La escuadrilla “Torno” partió con tres Dagger armados y cargados a pleno. Ese día, la aviación de combate argentina entró en combate real por primera vez y logró dañar a tres buques británicos: HMS Glamorgan, HMS Arrow y HMS Alacrity.
Pero ese logro —y los tantos que vendrían después— no fue solo mérito de quienes apretaron el gatillo en el aire, sino también de quienes alistamos, armamos, cargamos combustible, verificamos sistemas y preparamos cada aeronave, bajo frío, viento, amenaza y sin descanso.

UNA PREGUNTA INCÓMODA, UNA VERDAD INNEGABLE
¿Qué hubiera pasado si la aviación de la FAS no hubiera actuado desde el continente? La respuesta es brutal: la guerra hubiese durado horas, no días. La resistencia en las islas habría sido aniquilada sin el respaldo aéreo. Y la masacre, mayor.
Sin embargo, con el correr de los años, esa verdad empezó a desdibujarse. Mientras los pilotos fueron (justamente) reconocidos como Veteranos de Guerra, el resto del personal que hizo posible sus hazañas fue marginado, invisibilizado y discriminado. No por la sociedad, que sigue admirando el conjunto, sino por sectores de la misma institución y por algunos VGM reconocidos que adoptaron una actitud excluyente, negando incluso el rol de quienes compartimos trincheras.
DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONAL Y UNA DEUDA QUE DUELE
Duele profundamente que después de más de cuatro décadas, muchos camaradas hayan fallecido sin el reconocimiento que merecían, habiendo entregado 40 años o más al servicio de la Nación. Duele que dentro de la misma familia de la Fuerza Aérea se instale una separación injusta y dolorosa entre “verdaderos” y “falsos” veteranos, cuando todos —cada uno desde su puesto— combatimos bajo el fuego enemigo, cumpliendo órdenes y funciones operacionales en el TOAS.
Si el resultado de la guerra fue el que fue, si la FAS logró infligir los daños que infligió a una potencia como el Reino Unido, fue porque TODOS actuamos como un solo cuerpo, una sola estructura operativa.
UN DATO QUE DESNUDA LA INJUSTICIA
Mientras en Argentina se pone en duda el reconocimiento de quienes combatimos desde el continente, el Reino Unido otorgó más de 29.000 condecoraciones a TODOS sus hombres que participaron desde la Isla Ascensión hasta las Georgias, sin discriminación por especialidad o ubicación.
¿Qué clase de lógica usamos nosotros, como Nación, para negar lo evidente?

LA VERDAD SE IMPONE
La historia no puede seguir contándose con omisiones. Malvinas no fue solo una guerra en las islas. Fue un conflicto aéreo, naval y terrestre, desplegado en todo el Atlántico Sur, incluyendo el continente argentino.
Quienes integramos las seis Bases Aéreas que conformaron la FAS sabemos lo que hicimos. No lo leímos. Lo vivimos. Lo hicimos posible. Y si esa trilogía funcionó en 1982, fue porque los “magos” también fueron soldados.

A más de 43 años, no pedimos favores. Pedimos justicia. Pedimos MEMORIA. Porque la verdad puede ser silenciada, pero nunca sepultada.
José Luis Martínez

Veterano de Guerra de Malvinas
II Escuadrón Aeromóvil M5 IAI Dagger – “La Marinete”
Fuerza Aérea Sur – FAS
Uno de los Magos de la Trilogía Probada en Combate