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RIO GRANDE.- Una llamativa presentación, considerada inviable desde el punto de vista institucional y jurídico, volvió a encender la polémica en Río Grande. La movida fue impulsada por Moisés Solorza, un exfuncionario de la gestión de Gustavo Melella que actualmente forma parte de la planta política del municipio de Ushuaia, bajo el mando de Walter Vuoto. Su planteo busca “garantizar representantes de la Margen Sur”. Sin embargo, el propósito principal parecería ser más profundo al intentar instalar la noción de una ciudad dividida.
El interrogante central no reside en el documento ingresado, sino en la autoría y la finalidad de la maniobra. Solorza no es un simple referente vecinal. Proviene del equipo del UISE en Ushuaia, fue funcionario del Ministerio de Energía durante la administración Melella y ejerce un cargo relevante en el Partido Justicialista local, que reporta directamente a Vuoto. Por ende, la supuesta “movida popular” de la Margen Sur estaría motorizada por operadores políticos vinculados al kirchnerismo fueguino, y no por un reclamo vecinal genuino.
Proyecto sin validez legal y con una intención evidente
El documento fue presentado en el Concejo Deliberante de Río Grande como una respuesta a las demandas de los habitantes de la Margen Sur. No obstante, la propuesta evidencia un desconocimiento elemental de la arquitectura institucional local. La Carta Orgánica Municipal no prevé mecanismos de enmienda directa. Cualquier intento de reforma en estos términos resulta inmediatamente inválido, ya que solo se puede concretar mediante un llamado formal a una convención reformadora.
A esto se agrega otro hecho y es que los referentes que dicen actuar en nombre del barrio pertenecen al espacio político del intendente de Ushuaia, Walter Vuoto, y ocupan puestos dentro de estructuras municipales de la ciudad capital.
Operadores políticos en lugar de representantes barriales
Durante las últimas semanas se difundieron numerosas imágenes de Solorza, acompañado por referentes directamente ligados al PJ de Ushuaia, en actos partidarios, encuentros y actividades comunitarias.
No se trata de vecinos espontáneos ni de actores autónomos de la Margen Sur. Son las mismas personas que administran planes sociales del municipio capitalino, coordinan agrupaciones políticas y gestionan ferias populares. Estas ferias incluso se montan dentro de edificios públicos provinciales, como escuelas que se habilitan para sus actividades proselitistas fuera del horario de clases.
Esta estructura, que tiene presencia de larga data en Río Grande, se ha robustecido bajo el amparo de la militancia afín a Vuoto. Su participación es constante en celebraciones, eventos barriales y actividades comunitarias, donde siempre confluyen las mismas figuras.
Denuncias vecinales: presiones, condicionamientos y favores
La parte más delicada surge de los testimonios divulgados por los propios vecinos de la Margen Sur. Según estos relatos, muchos beneficiarios de las ayudas sociales o de programas municipales que provienen de Ushuaia son presionados o compelidos a participar en reuniones, actividades políticas o acciones de visibilización ligadas a esta agenda divisoria.
Los testimonios aseguran que quienes se niegan a alinearse son hostigados, ignorados o directamente amenazados con la pérdida de beneficios, un esquema que remite a las prácticas ya conocidas en otros momentos por el kirchnerismo fueguino.
La estrategia: instalar la idea de una Margen Sur “separatista”
La intensa operación mediática, amplificada por portales y perfiles que simpatizan con el espacio político que administra Ushuaia, persigue el objetivo de imponer una sola narrativa: los vecinos de la Margen Sur reclaman autonomía. Sin embargo, al analizar la situación, el panorama que emerge es otro. Aparecen las mismas figuras políticas, los mismos grupos que distribuyen asistencia social con origen en Ushuaia y los mismos operadores que movilizan gente bajo el argumento de la representatividad barrial.
Todo esto se sustenta en un proyecto sin anclaje legal, pero con una intencionalidad política clara. Lo acompaña una marcada sobreexposición en redes de festejos, encuentros y actividades donde los mismos referentes se repiten, con una presencia constante de actores del PJ de Vuoto. Las fotografías aportadas en este contexto simplemente reflejan reuniones sociales y actividades comunitarias con grupos de adultos y jóvenes, lo que evidencia el entramado político que opera en la zona.
La injerencia desde Ushuaia
El interrogante que circula en el ámbito político fueguino es inevitable y se remite a conocer el verdadero trasfondo.
Fuentes con acceso al Concejo Deliberante interpretan la maniobra como parte de una estrategia para instalar presencia política en Río Grande, donde el espacio de Vuoto carece de una base electoral firme. Al mismo tiempo, buscarían tensionar la institucionalidad local, debilitando al Municipio, y construir una agenda pública con vistas a las elecciones de 2026, capitalizando el actual malestar económico y social.
Posición de los sectores: Río Grande es una sola ciudad
Mientras tanto, desde diversos sectores —políticos, institucionales y sociales— se subraya una posición fundamental: Río Grande es una sola ciudad y no será fragmentada por operaciones impulsadas desde afuera.
Las necesidades de la Margen Sur son indudables y profundas. Sin embargo, la solución no pasa por fragmentar la ciudad ni por convertir al barrio en un instrumento político de estructuras que ni siquiera son oriundas de Río Grande.
La pregunta original recupera fuerza. Quienes buscan dividir a Río Grande son un grupo reducido, con intereses foráneos y objetivos políticos propios. No son los vecinos los que impulsan esta agenda, ni es la Margen Sur la que busca una escisión. Son actores políticos con trayectoria, cargos y alineamientos muy definidos, que intentan usar al barrio como plataforma de poder.
Río Grande requiere un debate serio, basado en la institucionalidad y el respeto, y no una maniobra oportunista que evidencia, una vez más, el costado más duro y crudo de la política territorial.
