RIO GRANDE.- Desde las primeras horas de este domingo, la petrolera de bandera YPF implementó una nueva suba en el precio de sus combustibles en todo el territorio nacional. El ajuste promedio del 2,5% se convierte en el segundo aumento registrado en lo que va del mes de julio, y lo más relevante, es el primero que se aplica sin esperar el cierre mensual, evidenciando una nueva estrategia de fijación de precios por parte de la compañía.
Según explicó YPF en un comunicado oficial, la suba responde al “seguimiento permanente que la compañía realiza sobre las principales variables que impactan en los costos de producción, en especial la variación del precio del crudo”. Este tipo de comunicación es recurrente en el sector, pero la frecuencia y el momento del ajuste reflejan un cambio en la dinámica de precios.
Precios dinámicos y el impacto en el bolsillo
Desde hace algunos meses, YPF comenzó a aplicar una política de precios dinámicos, que le permite realizar ajustes más frecuentes y específicos, segmentados por región, horario y demanda. Para llevar esto a cabo, la empresa utiliza un nuevo Centro de Monitoreo en Tiempo Real (RTIC). Esta tecnología le facilita tomar decisiones comerciales basadas en datos instantáneos de sus estaciones de servicio en todo el país.
Esta nueva lógica implica que los precios pueden variar incluso dentro de una misma jornada, en función del comportamiento del mercado. Se trata de una estrategia similar a la utilizada por aerolíneas o aplicaciones de transporte, pero aplicada ahora al sector de la carga de combustible, lo que genera incertidumbre en el consumidor.
En cuanto a lo que puede ocurrir con los precios en las próximas semanas, si bien el Gobierno nacional busca evitar saltos bruscos que presionen aún más la inflación, la realidad es que el mercado de combustibles ya no está regulado por precios máximos ni acuerdos de congelamiento. Las petroleras, incluida YPF, ajustan sus valores según las fluctuaciones del precio del barril internacional, el tipo de cambio y la demanda local. Además, la actualización del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) sigue siendo una amenaza latente para futuros aumentos, que si bien se postergaron en varias ocasiones, podrían aplicarse en el mes de agosto, añadiendo presión sobre los costos.
Con este nuevo aumento, llenar el tanque de nafta en Argentina vuelve a costar más, en un contexto donde los salarios continúan perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación y el consumo interno muestra signos de retracción. Muchos automovilistas ya han comenzado a modificar sus hábitos de consumo: cargar menos litros, recurrir más al transporte público o directamente reducir el uso de sus vehículos para mitigar el impacto económico. El reciente ajuste de YPF golpea directamente el bolsillo de los ciudadanos, y aunque para la empresa se trate de una estrategia de eficiencia comercial, para miles de argentinos es un impacto más en un año que no ofrece respiro económico.