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Nicolás Martín
Licenciado en Ciencia Política y Gobierno

Tiene 22 años y es expresidente del Centro de Estudiantes de la Universidad Torcuato Di Tella.


OPINION
¿Dónde vamos a laburar?

09/05/2021. .

Desde el 2015, la Argentina experimenta una creciente suba del desempleo regionalizada y atenuada en los más jóvenes. No es la misión de este articulo intervenir en las causales de una de las tantas consecuencias de la crisis económica durante los últimos dos años del gobierno de Cambiemos, por el contrario, propongo introducirnos en el impacto de la pandemia Covid-19 en la desocupación en Argentina y, particularmente, en los jóvenes (14-29 años).

Como era de esperarse, la pandemia afectó negativamente al empleo en todas sus formas (formal/informal, full-time/part-time) como así también, a la generación de puestos de trabajo. En ese sentido, la desocupación de la totalidad de la población ascendió a 13,1% en el segundo trimestre del 2020 para estabilizarse en 11,7 % en el tercer trimestre del mismo año. Como bien se ha escrito en varios medios, la economía argentina ya presentaba síntomas de creciente desempleo, no obstante, la pandemia y la cuarentena tuvieron un efecto regresivo sobre la ya preocupante tasa de empleo formal. Los jóvenes argentinos conviven con este problema. La demanda de empleo no satisface el pedido de primeros trabajos, estabilidad para continuar estudios, ayudar en el hogar, etc.

La tasa de desempleo joven en el tercer trimestre de 2020 fue de 21% aproximado, es decir, duplica la tasa de desempleo de la población total. A su vez, se evidencia una brecha de género en el indicador. Mientras el desempleo de varones entre 14 y 29 años es de 19,8%, el mismo parámetro para las mujeres asciende a 23,1%.

Diversos cientistas sociales discutieron acerca de las causas de este fenómeno. Sin acuerdo, las cuatro variantes que surgieron como variables fueron: falta de educación específica, desmotivación, crisis económica y falta de políticas públicas concretas. Con respecto al primer punto, la Argentina cuenta con un gran sistema estatal educativo diversificado. La suspensión del arancel universitario sumado a la creación de escuelas técnicas armonizaron la relación entre Estado-trabajo- juventud. No obstante, el avance tecnológico refuerza la idea de continuar repensando la educación. Sin embargo, en este escrito, no se sostendrá que la causa del desempleo juvenil sea la falta de educación específica. Esa afirmación podría ocultar el rol principal del Estado en la creación de expectativas y puentes para nuevos y mejores puestos de trabajo. Con respecto al segundo punto, la desmotivación, se ha llegado al acuerdo de que es un factor relevante cuando la demanda laboral es alta. Con una elevada tasa de desempleo joven, no sería correcto contabilizar la desmotivación como una gran causal. Es correcto, por el contrario, establecer una continuidad entre factores psicológicos y rol de la educación.

En sí mismo, las dos causales pendientes (crisis económica y falta/coordinación de políticas laborales) constituyen las principales variables para entender el desempleo joven en la Argentina. Por un lado, la estanflación macrista sumada a la pandemia atenuó la creación de empleo. Por otra parte, las políticas laborales juveniles propuestas hasta el momento, no han sido concluyentes en su objetivo.

Teniendo en cuenta las dos principales variables expuestas, los problemas de coordinación estatal y el resultado de la legislación sancionada, es necesario revisar el camino de las políticas públicas de empleo joven. En primer lugar, es indispensable consagrar en un rol articulador al Instituto Nacional de la Juventud, que debe estructurar el pensamiento y la evaluación de políticas públicas apuntada a los jóvenes. En segundo lugar, es prioritario establecer un área de política comparada dentro del mismo organismo. Un tercer punto, y a modo de conclusión, es la necesidad de permanente diálogo con las agrupaciones de representación estudiantil. Por lo tanto, es importante que haya voluntad política para empoderar al instituto en su estrategia de articulación socio-educativa. De este modo, es fundamental convocar constantemente a las agrupaciones juveniles, a los líderes estudiantiles y en definitiva, hacer política.