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Néstor Scibona
Periodista

nestorscibona@gmail.com


Dólar a $200, pronóstico de tormentas económicas

06/11/2021.

Quienes pueden comprar dólares a $200 o más buscan cubrirse de dos pronósticos económicos preocupantes que, en términos meteorológicos, equivaldrían a un huracán o, alternativamente, a tormentas de variada intensidad, cualquiera sea dentro de 8 días el resultado de las elecciones legislativas.

El primero es que el gobierno del Frente de Todos (FdT) decida redoblar la apuesta y acelerar la radicalización de los últimos dos meses con más medidas populistas, que agravarían los actuales desequilibrios macroeconómicos hasta desembocar –más temprano que tarde– en una suerte de reedición del “Rodrigazo” de 1975.

El segundo, más moderado, implicaría pisar el freno y enfilar hacia la heterodoxia económica que ensayó antes de la pandemia (y de la frustrada expropiación de Vicentín), para tratar de llegar a fin de 2023 sin una crisis, con un acuerdo con el FMI de cumplimiento dudoso sólo para salir del paso y una modesta evolución del PBI en los próximos dos años.

Uno u otro dependerá de cómo el FdT procese sus conflictos ideológicos y políticos internos, que se agudizarían en caso de un resultado nacional similar al de las PASO. También de qué ocurra con el gabinete, sus segundas líneas y del capital simbólico que eventualmente pueda rescatar cada uno de los accionistas de la heterogénea coalición gobernante. Como sostuvo Jorge Fernández Díaz en su brillante columna del último domingo en LA NACION, el kirchnerismo está convencido de que sus dogmáticas utopías populistas tienen una superioridad moral que las exime del fracaso de sus resultados y de toda autocrítica, por lo cual la culpa es siempre de los otros.

En este marco, la cotización del dólar paralelo en un número redondo no deja de ser un fetichismo, con sólo tener en cuenta que en lo que va del año escaló 19,8%; o sea, menos de la mitad que la inflación acumulada. También es irrelevante que cueste $197 o $199; o que los medios destaquen el “récord histórico” (nominal) cada vez que sube 50 centavos, mientras las variantes más libres se ubican bien por encima.

Pero evitar que tuviera un número 2 por delante para atenuar su impacto psicológico pasó a ser desde hace meses para el oficialismo un objetivo electoral, con el alto costo de acelerar el drenaje de reservas del Banco Central, atrasar el dólar oficial, agregar cepos y controles, ensanchar la brecha cambiaria a 100% y aumentar la incertidumbre económica.

Una prueba es que apenas rozó el jueves los $200, la portavoz presidencial salió a aclarar que el mercado blue refleja expectativas políticas más que económicas, con el discutible argumento de que estas últimas muestran números alentadores y que el Gobierno espera que “no influyan en la situación macroeconómica, como no está influyendo”. En realidad, es exactamente al revés: los números macroeconómicos son los que influyen en las expectativas de devaluación e inflación. Inclusive cuando el uso intensivo y electoral de la “maquinita” esté impulsando un transitorio repunte del consumo y el PBI con respecto al desplome de 2020, agravado por la pandemia y los ocho meses de cuarentena.

Precisamente, esos números fueron puestos en perspectiva esta semana por el economista Miguel Ángel Broda en su ciclo mensual, al analizar el plan oficial que bautizó PCC (“Platita”, Cepo cambiario y Congelamiento de precios) y la “auto herencia” macroeconómica con la que el gobierno de Alberto Fernandez deberá lidiar a partir del 15 de noviembre:

 

• En el frente fiscal, el tamaño del gasto público se ubica en 22,3% del PBI (casi 4 puntos por encima del 18,5% de 2019, tras el ajuste de Macri- Dujovne). En 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, equivalía al 12% pero se duplicó al 24% en 2015, 2016 y 2020. El agravante es que ahora más del 50% está indexado y licuarlo con un “fogonazo” inflacionario resultaría más difícil que en otras épocas.

• El déficit primario (sin intereses de la deuda) cerrará 2021 en 3,5% del PBI, uno de los mayores de los últimos 30 años e idéntico al de 2015. Solo fue superado por el 6,5% de 2020 debido al impacto de la pandemia y por el 4,2% de 2016 y 3,8% de 2017, atribuibles a la herencia de la gestión Cristina Kirchner–Axel Kicillof. En 2007, CFK inició su primer mandato con un superávit primario de 2,9% del PBI, que transformó en un déficit de 0,9% al ser reelecta en 2011.

• Solamente 21% del financiamiento del déficit primario de este año ($1,56 billón), más otros gastos debajo de la línea que agrandan el agujero fiscal del Tesoro a $2,2 billones, provendrá de la colocación de deuda en el mercado local.

• El resto deberá cubrirse con emisión monetaria, que ascendería en 2021 a $1,7 billón. De ese total, casi $ 1,3 billón (75%) corresponde al último cuatrimestre del año.

• La aceleración en el período septiembre–diciembre de este año de las variaciones en la base monetaria (al 90% anualizada) y los agregados monetarios (al 102%) presionan al alza la inflación del primer semestre de 2022, por mayor oferta y menor demanda de pesos.

• Los vencimientos de deuda en pesos se acumulan como “bola de nieve”. Entre octubre y diciembre de este año ascienden a $344.000 millones promedio por mes (sin contar nuevas colocaciones) y a $ 537.000 millones entre marzo y mayo de 2022 (+56%).

• Los vencimientos de la deuda pública en dólares (US$ 2730 millones en noviembre-diciembre y US$ 7494 millones en el primer trimestre de 2022) son impagables si no hubiera acuerdo con el FMI.

• Pese al incremento récord de las exportaciones en 2021 (US$ 21.600 millones) y al ingreso extra de DEG del Fondo Monetario (US$ 4319 millones), el Gobierno no pudo evitar la caída de reservas internacionales del BCRA y el incremento de la brecha cambiaria. Como contrapartida, aplicó mayores restricciones a la compra de dólares por empresas y bancos, y al pago de importaciones y préstamos financieros.

• Probablemente el BCRA cierre el año con reservas netas de apenas US$1000 millones y líquidas negativas en alrededor de 5000 millones.

• El tipo de cambio real multilateral muestra que el peso está hoy apenas 10% apreciado y a fin de diciembre lo estará 13,4% con respecto al promedio histórico 1997-2021. Pero la suba de las brechas cambiarias, a pesar de la fuerte intervención del BCRA en el mercado no oficial, refleja el aumento de la incertidumbre poselectoral y de las expectativas devaluatorias e inflacionarias.

• De ahí que, a valores actuales, el dólar CCL libre y el Senebi se ubiquen en niveles de crisis, similares a los registrados en los meses posteriores al Rodrigazo y la traumática salida de la convertibilidad. O sea, dos casos de ajustes forzados “por las malas”.

 

Sin agenda ni plan económico, el Gobierno volvió a hablar ayer de un acuerdo político después de las elecciones. La incógnita sigue siendo con quiénes y para qué.