Federico Hellemeyer
Abogado - Presidente Afarte
OPINION Electrónicas, ante el desafío de reponer el stock
16/06/2020. Será muy más difícil proyectar el escenario "poscoronavirus" para los sectores de la economía a los que la pandemia los sorprendió con indicadores frágiles. Entre estos sectores se cuenta la electrónica de consumo.
Pasaron más de ochenta días desde que se impuso el aislamiento, sin embargo todavía es muy difícil estimar los efectos de la crisis. Parece que los habrá de todo tipo: sociales, sanitarios, económicos y otros. Si ésta es una premisa válida, será aún más difícil proyectar el escenario “poscoronavirus” para los sectores de la economía a los que la pandemia los sorprendió con indicadores frágiles. Entre estos sectores se cuenta la electrónica de consumo.
Nuestro sector existe hace muchos años, lo componen empresas que ya han cumplido un siglo de existencia, pero a partir de 1972, con la Ley 19.640 y su propósito geopolítico, la fabricación de electrónica de consumo se concentró en Tierra del Fuego. Allí, en el fin del mundo, 29 empresas de capitales nacionales e internacionales producen celulares, televisores, acondicionadores de aire, hornos microondas y autorradios con marcas propias o para las principales marcas internacionales con el propósito de abastecer al mercado interno argentino.
En 2018 se fabricaron 7,8 millones de celulares, 3,3 millones de televisores y 1,2 millones de acondicionadores de aire. En el segundo trimestre de ese año comenzaron los primeros síntomas de retracción de la demanda (y consecuentemente de la oferta). Esa tendencia se profundizó en 2019, que tuvo los niveles de producción más bajos de la última década: 1,8 millones de televisores (-45% vs. 2018), 800 mil acondicionadores de aire (-32% vs. 2018) y 7,2 millones de celulares (-7% vs. 2018). La facturación de la industria en 2019 cayó un 40% respecto de 2018 y, antes de la llegada del coronavirus, las fábricas estaban operando con un 57% de capacidad ociosa. Así entramos en la pandemia.
En el mercado, en las semanas de aislamiento hubo una dinámica particular. Los primeros 15 días no hubo fabricación ni comercialización. Posteriormente se reanudaron las ventas por internet y telefónicas con entrega a domicilio, pero no la fabricación, por lo que el canal empezó a vender sin reabastecerse. Las ventas “on-line” crecieron exponencialmente, impulsadas por la necesidad incremental de los consumidores “encerrados” que demandaban mayor uso de artículos electrónicos, de comunicación o del hogar. Ese crecimiento de las ventas por internet no reemplazó la demanda normal con todos los canales abiertos, no obstante lo cual, como no había fabricación, los stocks de la cadena comercial comenzaron a mostrar algunos quiebres.
Ahora pongámosle un poco de números a esto: el primer trimestre de 2020 mostró una caída del 27% en la producción y del 7% en las ventas de teléfonos celulares. En abril la producción fue nula y se vendieron sólo 230 mil unidades (un 60% menos que el promedio mensual). En materia de televisores, el primer trimestre mostró un crecimiento de la producción (+90%) respecto del 2019, pero las ventas bajaron un 6% interanual, esto es un claro indicativo de recomposición de stocks después de un 2019 muy flojo en materia de fabricación. En abril no hubo producción y se vendieron 95 mil televisores (un 38% menos que el promedio mensual).
Las fábricas de electrónica estuvieron sin actividad por más de 50 días. En ese lapso los canales de venta, operando con fuertes restricciones, abastecieron el mercado con el stock que tenían. En algunos casos, se verificaron faltantes de productos, pero no por gran demanda sino a consecuencia de la imposibilidad de reponer stock. La situación comenzó a regularizarse a medida que las plantas volvieron a producir en la primera quincena de mayo, pero los niveles de fabricación están lejos aún de los que había antes de la pandemia (por las celosas restricciones que impusieron los protocolos sanitarios) y si quisiéramos hacer una proyección de mediano plazo creemos que habría que pensar en una “nueva normalidad” también en materia de volumen del mercado.
Toda la industria nacional está atravesando esta crisis, enfrentando obstáculos y desafíos que intenta superar con el esfuerzo conjunto de sus trabajadores y su dirigencia empresaria. En este contexto, es importante no perder de vista el mediano y largo plazo y hacer todo lo posible para sostener las unidades productivas de nuestro país de forma tal que “el día después” (cuando sea que llegue) nos encuentre con la capacidad industrial necesaria para generar empleo.