USHUAIA.- El vicegobernador Juan Carlos Arcando, titular de la Cámara legislativa fueguina, participó -el viernes último- del homenaje al comodoro Augusto Lasserre, a 112 años de su fallecimiento. El acto se concretó en el busto que recuerda al marino con la tarea encomendada por el país, en las frías aguas patagónicas y el extremo sur de la patria. Acompañaron el acto, funcionarios del gabinete provincial y municipal y referentes de Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Nacido en Montevideo en 1826, Augusto Lasserre tuvo en sus inicios una incipiente participación en las guerras civiles de su país de origen. Teniendo 19 años su familia decidió trasladarse a Francia, donde ingresó al liceo militar de Souriolt, estudiando allí hasta su retorno al continente.
Pero algo cambiaría en la vida de Lasserre que, recalando en Buenos Aires, ingresó con apenas 24 años a la Marina de Guerra Argentina, enrolándose en la Fragata 25 de Mayo. Como era común en aquellos tiempos, donde las flotas se conformaban sumando adhesiones para su participación, el camino de Lasserre por la Marina de Guerra tuvo idas y vueltas.
A pesar de eso, aún estando fuera de las contiendas y dedicándose a la actividad privada como marino Mercante, durante muchos años Lasserre formó marinos que posteriormente, fueron de mucha importancia para las luchas por la soberanía de nuestra República.
Su última reincorporación a la Marina fue a finales de 1874, al mando de los vapores “Pampa” y “Almirante Brown”, con destacada participación en contra de la revolución porteña, obteniendo el grado de Coronel de Marina. Con esa jerarquía y 58 años de edad, en Septiembre de 1884, la Marina de Guerra le encomendó una misión que marcaría, no sólo su propia vida, sino la de todos los que hoy habitamos esta isla.
Los resultados de la “División Expedicionaria al Atlántico Sud” no se reducen al simple hecho de un cambio de banderas, sino que aquel 12 de octubre de 1884, en representación de nuestra Armada y del Estado Nacional, al izar nuestro pabellón nacional sentó las bases firmes e indelebles de nuestra soberanía nacional en los territorios del sur.
La tarea de Lasserre no terminaría allí, la de la Armada Argentina tampoco. Durante décadas la ruta trazada por aquella Expedición, se vio reeditada en innumerables ocasiones, toda vez que los buques y transportes de la Armada Argentina recalaron en esta bahía para abastecer de víveres, transportar materiales y ser nexos de comunicación, para el naciente asentamiento que hoy, es la ciudad capital de Tierra del Fuego: bastión más austral de nuestra República y puerta de ingreso a la Antártida.
Para referirnos con honradez a una legítima fuente de estudio académico, el historiador Armando Braun Menéndez, en Congresos Internacionales de Historia de América y en su libro “Pequeña Historia Fueguina”, narra acabadamente lo logrado por Lasserre.
El autor afirma y reconoce que “La División Expedicionaria al Atlántico Sud, modesta, sufrida y calladamente… realizó una expedición naval rica en hechos memorables. En el orden político debe reconocérsele a la división del Comodoro Lasserre, el haber hecho efectiva la soberanía argentina en Tierra del Fuego. Él izó allí por vez primera el pabellón nacional. La función administrativa fue además celosamente cuidada cuando se dejó reglamentada hasta la minucia, el funcionamiento de las subprefecturas, las atribuciones de las autoridades, las obligaciones del personal subalterno, y reguladas las relaciones de estos últimos con la misión protestante y los indígenas por ella catequizados. Se fundaron también en aquella oportunidad las bases en que se asentaría la futura población capital del territorio fueguino: Ushuaia”.
Además, el notable historiador reconoce al comodoro Lasserre, haber sido el iniciador de las embajadas de paz y confraternidad sudamericana entre las armadas de Argentina y Chile, y que tanto alentamos en esta zona, según afirma el autor como una “gratísima paradoja”, ya que luego de realizar el acto soberano en Ushuaia, Lasserre realizó una cortés y oportuna visita al pueblo de Punta Arenas con sus naves de guerra, para informar acerca de esa acción. Más de ciento treinta años después, esta es una actividad que se sostiene en el tiempo como un mensaje de paz y confraternidad.
Luego de pasar sus últimos años de servicio en el interior de la provincia de Buenos Aires, y vivir de cerca la proyección de Puerto Belgrano, donde hoy se encuentra el corazón de nuestra Armada Argentina, falleció en Buenos Aires a los 80 años, un 20 de septiembre de 1906, dejando un legado pleno de reconocimientos que, en este caso y de Sur a Norte; permanece vigente hasta nuestros días.