A las mujeres que tienen relaciones sexuales frecuentes antes de la menopausia se les corta el ciclo menstrual menos rápidamente que a las que no son tan activas sexualmente a la misma edad, según investigadores.
De media, tener relaciones íntimas al menos una vez por semana redujo un 28% las posibilidades de entrar en la menopausia respecto a las mujeres que tienen relaciones sexuales menos de una vez al mes, indicaron el miércoles en la revista Royal Society Open Science.
Según el estudio, esto podría explicarse por una respuesta del cuerpo a las presiones de la evolución.
“Si una mujer tiene pocas relaciones sexuales o relaciones sexuales poco frecuentes cuando se aproxima a la cuarentena, su cuerpo no recibirá las señales físicas de un eventual embarazo”, indicaron Megan Arnot y Ruth Mace, científicas del University College London. “En una perspectiva de maximización de la forma física”, el cuerpo de la mujer podría invertir más energía en el cuidado de la familia que en la ovulación.
Arnot dijo que los hallazgos ofrecían más argumentos a la idea de que la menopausia humana originalmente evolucionó para reducir el conflicto reproductivo entre generaciones de mujeres, y para permitir que las mayores mejoraran sus estados físicos invirtiendo en el cuidado de nietos.
“Por supuesto, la menopausia es inevitable en las mujeres y no existe ninguna intervención mediante el comportamiento que pueda evitar el cese de la etapa reproductiva”, dijo Ruth Mace, profesora de antropología en la UCL y que trabajó en el estudio junto a Arnot.
Menopausia entre
casadas y solteras
Investigaciones anteriores, destinadas a explicar porqué las mujeres casadas alcanzan la menopausia más tarde que las solteras o las divorciadas, mencionaban la influencia de feromonas masculinas, sustancias químicas naturales del reino animal que atraen al sexo opuesto.
Para intentar confirmar cualquiera de esas dos teorías, Arnot y Mace examinaron los datos de casi 3000 mujeres en Estados Unidos, seleccionadas en 1996 y 1997 para participar en un estudio sobre la salud a lo largo de varias décadas.
El proyecto (SWAN) permitió seguir los cambios -tanto biológicos como psicológicos- que se producen al mismo tiempo que la menopausia.
La edad media de las participantes era de 46 años. Ninguna había llegado a la menopausia, pero algo menos de la mitad eran “premenopáusicas”, con síntomas menores que empezaban a aparecer.
Durante la década siguiente, el 45% de las mujeres tuvieron una menopausia natural, a los 52 años de media.