RIO GRANDE.- Este sábado a la noche la Asociación Chilena y Hermanos llevó adelante un emotivo homenaje a las mamás chilenas que en Chile, como en otros países, se festeja el 12 de mayo.
El evento social fue encabezado por el presidente de ACHER, Eddie Vargas Macías, acompañado por el vicepresidente Orlando Barría, y el Cónsul General de Chile en Río Grande y Tolhuin, Lic. Roberto Ruiz Piracés.
El animador del evento fue Miguel Cárdenas Pérez y el grupo Los Cabañas hizo bailar a los presentes hasta bien entrada la madrugada.
A sala llena, los presentes disfrutaron de un rico curanto, comida tradicional del sur de Chile, especialmente del archipiélago de Chiloé.
Durante el evento, las autoridades mencionadas hicieron entrega de un certificado a las madres chilenas, que testimonia el reconocimiento a quienes diariamente colaboran desde su rol de madres a construir comunidad.
El diploma fue diseñado entre la comunidad de ACHER y el ex dos veces Cónsul General de Chile en nuestra ciudad, Don Roberto Cordero Pinilla, quien desde Valdivia siguió atentamente toda la organización de este evento.
En esta ocasión, se distinguieron a cinco mamás, una de ellas fue doña Celia Vidal, viuda de Sunn, quien está transitando problemas de salud y no pudo estar presente, pero sí su hijo, Mario Sunn, quien emocionado contó a los presentes la situación de su mamá.
Previamente, el periodista Ramón Taborda Strusiat, invitado especial, leyó parte de la biografía de doña Celia Vidal, quien llegó a Río Grande el 5 de mayo de 1953, tras un hecho fortuito que cambió el rumbo de su vida. Nacida en un campo de Temuco, el 16 de octubre de 1934, transcurrió una niñez bucólica en ‘la copia feliz del Edén’.
“Acá hay una coincidencia que va más allá de nuestro entendimiento, doña Celia nació en octubre, que es el mes en que en Argentina homenajeamos a nuestras mamás y ella llegó en mayo, que es el mes que celebran a las mamás en Chile”, dijo el periodista. El evento prosiguió con el reconocimiento a Rosa Irma Barría (quien vino desde Río Gallegos – Santa Cruz), María Otilia Barrientos, María Sonia Haro y Edit Barría.
“Todas ellas simbolizan a las madres y colaboran con ACHER y por eso quisimos reconocer a todas por su permanente trabajo sosteniendo a las familias, que es el núcleo de la comunidad”, destacó Eddie Vargas.
El titular de la Asociación Chilena y Hermanos agradeció a todas las mujeres y hombres que trabajaron para hacer este tradicional curanto y también para organizar la venta de entradas. “Venían trabajando en los días previos, poniendo su tiempo y su esfuerzo para que esta velada salga muy bien como salió, y además nos permitió recaudar fondos para proseguir con nuestras actividades institucionales y sociales”.
Agregó que “ACHER es una institución solidaria, que frecuentemente ayuda a comunidades de Chile, Argentina y otros países cuando hay catástrofes y en lo local también vela por aquellos que han tenido alguna dificultad o lo han perdido todo en algún incendio”.
También hubo un reconocimiento muy especial a Jocelyn Eugenio, la más aplaudida de la velada.
Por su parte el Cónsul Roberto Ruiz destacó el rol que desempeña la mujer en la historia de la inmigración chilena a Tierra del Fuego. “Desde hace un año y junto a un grupo de colaboradores, estamos recolectando testimonios de antiguos pobladores chilenos en la isla, pues queremos dejar un testimonio escrito de la importancia y trascendencia de la inmigración chilena en esta isla, proceso que no tiene rastros ni está documentado o divulgado. Nos hemos concentrado en poder conocer las historias privadas de esta inmigración, pues nadie mejor que las mujeres chilenas que llegaron a Tierra del Fuego, ya sea solas o acompañando grupos familiares, conocen como era la vida dentro de las casas en décadas cuando no había calefacción a gas, con calles sin pavimento, cuando esta ciudad no superaba los 5.000 habitantes. Que cenaban, como pasaban el invierno, cuales eran las rutinas, que vestían, etc.. En esta investigación, uno se da cuenta del rol central de la mujer, y por lo general uno toma conciencia que son ellas quienes aportan la centralidad en las casas, el progreso y bienestar en las familias. Por eso, verlas aquí sentadas, en silencio, ver sus manos, sus rostros, emociona. Honrarlas es honrar a las familias y a un vínculo como ninguno otro en la vida”.