RÍO NEGRO.- Siete crías de cóndores nacidas en cautiverio fueron liberadas en la Bioestación de Sierra Pailemán, en Río Negro, que comparten el Ecoparque y la Fundación Bioandina, en lo que significó la suelta más grande de esas aves realizada en Argentina. Cuatro de esos animales fueron criados y rehabilitados en el Ecoparque porteño, y de los siete seis llevan nombres mapuches.
Una de las crías es Piuque Wenú (Gran corazón), que fue rescatada por personal del Parque Nacional Nahuel Huapí, en Villa La Angostura, Neuquén, tras ser encontrada gravemente intoxicada por ingesta de balas de plomo.
De las siete crías de cóndores seis llevan nombres mapuches.
El Programa cuenta con el apoyo de las Secretarías de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Río Negro, Chubut y Neuquén, la Fundación Temaikén, Bioparque La Máxima, Aerolíneas Argentinas, la Fundación Bioparc, Grand Parc du Puy du Fou, AFdPZ y la Asociación Beauval Nature de Francia.
Por otra parte, el Ecoparque anunció la restauración de "la tradicional jaula de los cóndores", un trabajo que requirió más de tres toneladas de acero para reemplazar algunas de las 16 columnas y las vigas, y en el que se suplantaron los arcos perimetrales y diagonales y todos los componentes afectados por el deterioro de la estructura.
La jaula se construyó para ornamentar la Plaza de Mayo para los festejos de las Fiestas Mayas a inicios del siglo XX, una instalación que dirigió el ingeniero Jorge Newbery, pionero de la aviación argentina, quien entonces era director general de Instalaciones Eléctricas y Mecánicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Tras las celebraciones el entonces director del zoológico, Clemente Onelli, solicitó al intendente Alberto Casares destinarla para el recinto de cóndores.
En el predio de Palermo se la montó nuevamente con una cobertura de alambre tejido y se ambientó el recinto con una réplica de una formación rocosa conocida como Piedra del Águila.
En la jaula, de 600 metros cuadrados, se agregaron grandes piedras traídas de San Juan y La Rioja, y allí vivieron cóndores, caranchos, águilas y gamuzas.
Cuando se finalicen las tareas de limpieza, el recinto volverá a alojar cóndores que pertenecen al Programa de Conservación de Cóndor Andino que no pueden ser liberados en su ambiente natural.