PROVINCIALES

ESTADISTICAS PÚBLICAS

Según las provincias, los alimentos subieron en el último año 30 por ciento

Tierra de Fuego encabeza los incrementos con un 30% de aumentos en lo que va del año, con Río Grande a la cabeza. San Luis y Mendoza, los distritos provinciales donde menos suba hubo. Sin embargo, los datos quintuplican la información brindada por el INDEC.

Los precios suben y la incertidumbre aumenta.
Los precios suben y la incertidumbre aumenta.
Según los Institutos oficiales provinciales, impulsado por el pan, las pastas, las verduras y las gaseosas, el mes pasado los precios de los alimentos cuadruplicaron y hasta quintuplicaron los registros del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC).

Lo mismo pasó si se comparan las cifras de los 7 primeros meses de este año. Y se vuelven a repetir brechas de 3 a 4 veces si se toman en cuentan las mediciones de los últimos 12 meses: en el último año, el rubro que mayor gasto concentra en los sectores de menores ingresos tuvo un incremento promedio del 30 por ciento.

En julio, la inflación de las provincias promedió el 2 por ciento, incluso por encima del 1,62% del IPC Congreso de las multadas consultoras privadas, como viene pasando desde hace varios meses. Para el INDEC, en cambio, el alza de precios fue solo del 0,8%.

También para el Instituto Nacional, los precios de los alimentos subieron en julio apenas el 0,8%. En cambio, según los registros de San Luis subieron el 2%, en Jujuy aumentaron el 2,4% y en Mendoza el 3,2%.

Entre enero y julio, el INDEC registró una suba de los precios de alimentos y bebidas del 3,5%, mientras en San Luis fue del 13,1% y en Mendoza del 15,3%. Y si se consideran los últimos 12 meses, el 8,2% del INDEC contrasta con el 27,7% de Jujuy, el 28,6% de San Luis o el 29,3% de Mendoza, y con más del 30% promedio de Ushuaia-Rio Grande en Tierra del Fuego.

Como surge de todas estas cifras y viene sucediendo hace más de 4 años y medio, las mediciones oficiales provinciales – de distritos gobernados tanto por el oficialismo como la oposición – son muy similares entre sí. Y se distancian de las del INDEC.

En el caso de Mendoza o Santa Fe, los institutos provinciales publican todos los meses los precios promedio de los alimentos relevados, algo que el INDEC dejó de hacer desde abril de 2008.

Esos precios promedio provinciales son muy similares a los que paga el consumidor en la Capital o en el Gran Buenos Aires. Por ejemplo, en julio, la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas) mendocina relevó la docena de facturas a $ 13,47, el kilo de pollo entero a $ 10,45 y el litro de leche entera en sachet a $ 4,60, valores no muy diferentes a los que pagan los porteños o los bonaerenses y que deberían reflejarse en el IPC del INDEC, que se elabora precisamente en base a los precios de la Capital y Gran Buenos Aires.

Los alimentos son el rubro que más incide en el costo de la canasta familiar y determinan, en gran parte, los reclamos salariales. Los valores provinciales explican por qué la mayoría de los convenios salariales acordaron aumentos en cuotas, punta a punta, del orden del 30% promedio, algo que no hubiera prosperado si los precios de los alimentos hubieran subido el 8,2% anual y la inflación promedió el 9,7%, como informó el INDEC. Finalmente, los sindicatos negociaron los salarios con el supuesto “índice de las amas de casa” porque en base al IPC del INDEC el poder de compra salarial se hubiera derrumbado.

La brecha acumulada desde diciembre de 2006, cuando el Área de Precios del INDEC fue intervenida, con la inflación de las provincias es impresionante. Para el INDEC, en estos 55 meses la inflación sumó el 46,6%%. En promedio para las provincias fue del 150,1%.

En tanto, en promedio los salarios aumentaron en ese período el 151,5%, algo que es coherente con las mediciones provinciales. Y totalmente inexplicable con el IPC del INDEC.

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