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Se cumplió un año de la caída del puente colgante sobre el río Grande

Un viernes 5 de agosto de 2011 cedía tras varios meses de incertidumbre, la vieja estructura montada en 1918. A pesar de las promesas, el puente sigue sin recuperarse y los hierros y maderas que quedaron en la zona se ha convertido en botín de coleccionistas y curiosos.

El 5 de agosto de 2011, el puente colgante cedía defintivamente.
El 5 de agosto de 2011, el puente colgante cedía defintivamente.
Hoy sábado se cumplió un año de la dolorosa caída del puente colgante sobre el río Grande construido en 1918 y que fuera durante décadas, símbolo de una época próspera y pujante del norte de la provincia de Tierra del Fuego.

La caída de semejante estructura comenzó a gestarse en septiembre de 2010 tras una jornada de intensos vientos. En aquel momento, los tensores que sostenían la estructura del puente cedieron ante la fuerza del viento y dejaron a la pasarela central, colgando y ladeada hacia la izquierda.

Con el correr de los meses, esa estructura fue cediendo hasta apoyarse en el agua y con la llegada del invierno y los deshielos, ocurrió lo peor. Un viernes 5 de agosto, pasadas las 15, los tensores que sostenían a duras penas la vetusta estructura, cedieron para siempre.

Así fue que a la indignación de la comunidad se le sumó la falta de reflejos de la gestión provincial y local. En los días subsiguientes, las culpas se repartieron entre funcionarios que delegaban responsabilidad y que aportaron pocas soluciones.

Tres días después de la caída del puente, el entonces intendente de Río Grande, Jorge Martín, le solicitó al ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia, Manuel Benegas, que interviniera ante la delicada situación del monumento histórico, cuya responsabilidad de mantenimiento estaba bajo la órbita del Ministerio de Educación de la provincia de acuerdo la ley de protección de los monumentos históricos.

Es así que Benegas, junto con el presidente de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), Gerardo Chekerdemián, coordinaron la remoción de la estructura que permaneció baje el cauce del río varios días. La labor demandó la intervención de máquinas viales y camiones de gran porte alquilados a empresas petroleras, con un costo cercano a los 500 mil pesos.

Tras ello, se anunció el recupero de los hierros y maderas que formaban parte de la pasarela del puente colgante con el fin de restaurar la estructura y volver a colocarla en su lugar. Hasta la fecha no hubo movimiento en la zona y a la ciudad de Río Grande le sigue faltando un ícono de su orgulloso pasado.

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