RIO GRANDE.- La reciente resolución 180/25 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) que habilita el ingreso de carne con hueso proveniente de zonas donde aún se vacuna contra la fiebre aftosa, desató una ola de críticas y alarma en la Patagonia. La región, que durante más de 20 años ostentó con orgullo su condición de zona "libre de aftosa sin vacunación", ve ahora peligrar este estatus sanitario, lo que podría acarrear graves consecuencias para su economía y su mercado laboral.
El principal foco de preocupación radica en el riesgo sanitario que implica esta medida. Permitir el ingreso de carne de zonas con vacunación compromete la seguridad sanitaria de la Patagonia, región que históricamente ha mantenido altos estándares en este aspecto. Esto no solo podría dañar la reputación de la carne patagónica, reconocida por su calidad y sanidad, sino que también afectaría su competitividad en el mercado nacional.
Además, los productores patagónicos advierten sobre el impacto negativo que esta flexibilización podría tener en la producción ganadera local y en la industria frigorífica. La entrada de carne de otras regiones podría alterar los precios, sin necesariamente beneficiar a los consumidores, y poner en riesgo la seguridad alimentaria de toda la Patagonia.
Ante esta situación, las entidades productivas de la Patagonia elevaron una nota formal al Ministro de Economía, al Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca y al SENASA, exigiendo una revisión urgente de la resolución y solicitando explicaciones detalladas sobre los riesgos sanitarios y económicos que esta medida podría generar a largo plazo. Los productores manifestaron su malestar por la falta de consulta previa y expresaron su temor por las posibles consecuencias negativas en el empleo y la competitividad de la región.
Si bien la resolución fue suspendida temporalmente por un plazo de 90 días, la incertidumbre persiste en el sector ganadero patagónico. Los productores temen que esta flexibilización de las barreras sanitarias pueda ser reactivada en el futuro, poniendo en peligro miles de puestos de trabajo y la estabilidad económica de la región. La necesidad de una revisión exhaustiva y una discusión seria sobre el impacto de esta medida se vuelve cada vez más urgente para proteger el patrimonio sanitario y productivo de la Patagonia.