Los indigentes, otra realidad del hospital que nadie quiere mirar

Están ahí. Todo el día. Ya ni siquiera usan el Hospital Regional Río Grande como refugio ante el frío o la lluvia. Viven ahí. Son al menos cinco personas que por diferentes circunstancias de la vida lo perdieron todo. Y no les queda otra más que refugiarse en un edificio público.

Una recorrida de delfuego noticias permitió verlos, observarlos y hasta retratarlos, porque a varios les gusta que le saquen fotos. Eso sí, pidieron algo a cambio: “Sacame fotos, no hay problema, pero tráeme algo para comer”, fue el pedido puntual que hizo uno de los indigentes, mientras los otros se reían.

Tanto de día como de noche, permanecen al menos media docena de personas en el interior del nosocomio, más precisamente en la zona de Guardia y en los pasillos de los consultorios. Durante el día pasan la mayor cantidad del tiempo en la vereda, charlando sin ninguna preocupación.

Cuando cae el sol, se higienizan en los baños públicos del área de Guardia y la misma zona se convierte en dormitorio, a la vista de todos y con la lógica queja de quienes acuden a atenderse y se encuentran con ese panorama.

No es la primera vez que se hace pública esta situación. Ya en alguna oportunidad advirtieron desde la dirección del Hospital Regional Río Grande que mucho no se podía hacer para evitar lo que a diario se observa en el hospital. “Es un edificio público, no los podemos echar”, dijo a alguna radio de la ciudad el director, Dr. Sergio Sisterna.

Y todo quedó allí. Ningún organismo de asistencia social ya sea municipal o provincial se tomó unos minutos para acercarse a la zona, dialogar con los indigentes, conocer sus necesidades y prestarles la debida atención.

Siguen allí. Deambulan por los pasillos. Los adultos les son indiferentes; los chicos los miran con temor. Casi nadie les habla. Y muchos menos entienden que se trata de gente que merece una oportunidad de vivir un poco mejor pero que, a quienes les corresponde hacerse cargo, eligen mirar para otro lado.