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Lanzaron el Razr 40 Ultra fabricado en Tierra del Fuego

El Razr 40 Ultra de Motorola está disponible desde hoy en el país, a 499.999 pesos, en doce cuotas y con 512 GB de almacenamiento; por ahora solo en negro. Que esté terminado en Tierra del Fuego (como el resto de los smartphones que Motorola vende en el país) le permite tener un precio similar al de ese mismo teléfono comprado en el exterior; tiene un precio internacional de 999 dólares (equivale a casi medio millón de pesos, si se lo paga con tarjeta).

Lanzaron el Razr 40 Ultra fabricado en Tierra del Fuego

RIO GRANDE.- Motorola anunció que comenzará a vender en nuestro país sus dos smartphones plegables, el Razr 40 y el Razr 40 Ultra, un mes y medio después de su debut internacional. Y a diferencia del Razr 5G que vendió en el país a fin de 2020 (también plegable) en esta ocasión los equipos serán armados en Tierra del Fuego, lo que permitirá ofrecerlos a precios más competitivos, sobre todo de cara a la llegada al país del Galaxy Flip5 de Samsung (el rey del segmento) en los primeros días de agosto.

El Razr 40 Ultra está disponible desde hoy en el país, a un precio de 499.999 pesos, en doce cuotas y con 512 GB de almacenamiento; por ahora solo en negro, aunque más adelante estará disponible también en “viva magenta” y en “celeste glaciar”.

Que esté terminado en Tierra del Fuego (como el resto de los smartphones que Motorola vende en el país) le permite tener un precio similar al de ese mismo teléfono comprado en el exterior; tiene un precio internacional de 999 dólares (lo que equivale a casi medio millón de pesos, si se lo paga con tarjeta). Lo mismo sucede con los teléfonos de Samsung u otros fabricantes con presencia en Tierra del Fuego.

El más sofisticado de los dos es el Razr 40 Ultra, aunque comparte con el Razr 40 buena parte de su diseño. Donde se diferencian es en el exterior: el Razr 40 Ultra tiene una pantalla táctil externa de 3,6 pulgadas, protegida por Gorilla Glass Victus y con una tasa de actualización de 144 Hz, que permite operar el teléfono sin tener que abrirlo. Y cuando decimos operarlo es correr, literalmente, cualquier aplicación en la pantalla frontal sin tener que abrir el teléfono; desde un juego a YouTube o WhatsApp. Por supuesto, está a un gesto de distancia de la pantalla interior de 6,9 pulgadas, un panel pOLED plegable, con una tasa de refresco a 165 Hz, la más alta del mercado, y 2640 x 1080 pixeles, protegida por un vidrio ultradelgado (el mismo sistema que usa Samsung para sus Galaxy Z Flip). Motorola dice que esos paneles, que tienen entre 5 a 7 capas de materiales diferentes para crear la pantalla flexible (entre el panel pOLED que efectivamente muestra la imagen y los que lo sostienen y protegen, hasta el vidrio ultradelgado que tiene en el exterior) son únicos para la compañía, con un tamaño propietario, adaptado a la ergonomía que diseñó para estos teléfonos, que tienen 74 mm de ancho (el mismo que un teléfono convencional), 88 o 170 mm de largo, 15 mm de grosor.

“La idea de ponerle una pantalla externa a la tapa del teléfono existe hace rato, incluso antes de los smartphones -dice Rubén Castaño, el colombiano que es Head of Customer Experience & Design en Motorola (es decir, que comanda el ejército de diseñadores industriales de la compañía)-. Pero con el teléfono plegable queríamos que tuviera un sentido, y es generar una suerte de filtro, que se puedan resolver cosas más rápido en ese panel sin abstraerte tanto del entorno. Y nos parece que ofrece más opciones de uso durante el día, según necesites una pantalla más grande o más pequeña. Por eso ambos paneles tienen el mismo ancho, para poder mostrar el mismo teclado en el panel exterior o en la pantalla plegable interna. También trabajamos con Google para hacer que el Android 13 que tiene el teléfono pueda mostrar las aplicaciones en la pantalla externa sin problemas. Y creemos que llegamos a un diseño y un tamaño que es funcional para la mayor parte de los usuarios.” En esto, coincide con Samsung: el equipo de Motorola y el Flip de Samsung son muy parecidos en su tamaño general, con diferencias de un par de milímetros en el ancho o en el largo.

La pantalla se flexiona por acción de una bisagra, que Motorola rediseñó y que soporta 400.000 aperturas y cierres, y que a diferencia de los Razr anteriores, ahora se puede ubicar en casi cualquier ángulo, como si se tratara de una notebook, para ver algo en la parte superior de la pantalla interior cuando el teléfono está apoyado (un video, un texto, o al hacer una videollamada usando la cámara interna) o como un trípode para las cámaras. Motorola, como Samsung, lo llama modo Flex Para eso es posible usar la pantalla externa y las dos cámaras principales, un lente normal, sensor de 12 megapixeles con apertura f/1.5 y estabilización óptica, y otro gran angular de 13 megapixeles que también sirve de gran angular.

“Aprendimos bastante en estos años -admite Castaño-, y también evolucionó la tecnología. Hay cosas que en el Razr original de 2019 no podíamos tener porque la miniaturización no era suficiente. En un teléfono plegable hay muchas cosas duplicadas: dos baterías, dos PCB con los componentes, etcétera, así que hay muy poco espacio; tenemos claro qué cosas queremos sumar, pero a veces hay que esperar a que nuestros proveedores encuentren cómo reducir de tamaño las piezas para poder usarlas.” Por ejemplo, un teleobjetivo está, por ahora, descartado: el módulo de la cámara y los lentes necesarios no entrarían en los 7 mm de grosor que tiene el teléfono. También, cosas que antes no se podían hacer, pero que con los nuevos componentes se habilitan, como uniones imperceptibles entre el vidrio protector externo y el metal de los bordes, que ahora además tienen el mismo color que la parte exterior de cada modelo.

El teléfono completa sus componentes con un chip Snapdragon 8+ Gen 1 (el tope de gama del año pasado), con 12 GB de RAM y 512 GB de almacenamiento interno, (en otros mercados se venden versiones con menos almacenamiento), 5G, NFC y Bluetooth 5.3, además de Wi-Fi 6E, parlantes estéreo, carga inalámbrica o por USB-C de 30 watts (viene con el cargador en la caja) y una batería de 3800 mAh.

El más económico, llegará más adelante

El hermano menor es el Razr 40, que mantiene las dimensiones del Razr 40 Ultra, la pantalla interna y la bisagra, pero reemplaza la pantalla externa por una más pequeña, de 1,5 pulgadas e incluye un procesador más modesto (el Snapdragon 7 Gen 1), y cambia las cámaras por un sensor principal de 64 megapixeles con apertura f/1.7 y un gran angular de 13 megapixeles; compensa la ausencia de la pantalla externa con una batería bastante más grande, de 4200 mAh.

Aquí se pierde la posibilidad de interactuar con el teléfono sin tener que desplegarlo: la pantalla permite tener un vistazo de las notificaciones y controlar la reproducción de audio, o ver la hora, pero no mucho más. Es lo que incluyó Samsung en las primeras generaciones de su Z Flip y no le ha ido mal; es por lejos el smartphone más plegable del mercado. Lo irónico es que ahora Samsung incluirá, en el Z Flip5, una pantalla grande externa similar a la del Razr 40 Ultra.

“Tomamos una idea de la industria automotriz e hicimos la misma base para los dos teléfonos. Y queríamos hacer un modelo más económico, llegar a los segmentos donde somos más fuertes -dice Castaño-. Por eso el Razr 40 tiene otro procesador y no tiene la pantalla externa grande. No queremos que el usuario sienta que está sacrificando tanto, y por eso incluye la pantalla pequeña en el exterior. Pero alcanzamos a un segmento de mercado que hasta ahora no tenía alternativas con pantallas plegables.”

Motorola dice que venderá el Razr 40 en breve en el país, pero sin dar más detalles; el modelo todavía no salió a la venta en los mercados internacionales.

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