PROVINCIALES
PARA EVITAR LA PROPAGACION
La brucelosis obliga a prestarle atención a mascotas y animales asilvestrados
05/01/2012. Luego de que el Municipio de Río Grande y la Municipalidad de Ushuaia, en forma conjunta con Gobierno, declararan sendos estados de emergencia sanitaria, delfuego noticias rescata los datos necesarios para conocer el alcance y la peligrosidad de esta enfermedad infecciosa.
También infecta a otros mamíferos dentro de los cuales se encuentran algunos con alta relevancia económica como pueden ser los ganados bovino, equino, porcino, ovino y caprino y a otras especies silvestres. La relación causal entre el organismo y la enfermedad fue establecida por Dr. David Bruce (microbiólogo) en 1887 la brucelosis puede afectar a varios órganos del cuerpo.
Algunos de los reservorios naturales son los bovinos, caprinos, ovinos, cerdos y mamíferos marinos, pero se han encontrado brucellas en una inmensa cantidad de mamíferos tan dispares como pequeños roedores, cánidos, camélidos y cetáceos.
Cabe destacar que la bacteria en los animales también causa la enfermedad, aunque puede que con distinta sintomatología, dependiendo del huésped y la especie de Brucella en cuestión.
La vías de contagio suelen ser: mucosas, heridas en la piel y la vía digestiva. La bacteria puede incluso entrar por las vías respiratorias mediante aerosoles. Muchas infecciones provienen de la manipulación de animales contaminados, por ingesta de leche o de sus productos no pasteurizados y de carnes poco cocidas.
En países desarrollados es una enfermedad típicamente ocupacional donde las personas más expuestas son veterinarios, peones de campo y trabajadores de la industria de la carne.
Manifestación clínica
El periodo de incubación dura de una a seis semanas. El inicio de las manifestaciones clínicas se caracteriza por fiebre, artralgias, mialgias y diaforesis. Las manifestaciones clínicas dependen de la vía de transmisión del organismo: si es respiratoria, el paciente cursa con neumonía, si entra por la piel las manifestaciones incluyen celulitis y linfadenopatía regional.
Los microorganismos pueden luego diseminarse a otros tejidos vía sanguínea. Las bacterias también pueden entrar al organismo a través del tracto gastrointestinal, por la ingestión de alimentos contaminados, principalmente leche y sus derivados; inicialmente se presentan síntomas gastrointestinales y posteriormente sistémicos.
La evolución de la enfermedad dependerá de la respuesta inmune del hospedero, principalmente de la respuesta inmune celular.
La forma aguda de la brucelosis se caracteriza por fiebre que en la mayoría de los casos es alta e intermitente (ondulante), presentándose generalmente por la tarde/noche acompañada de cefalea intensa frontal y occipital, y diaforesis. En bazo, hígado, ganglios linfáticos aparecen nódulos granulomatosos que pueden evolucionar hasta convertirse en abscesos.
En la forma crónica, las manifestaciones más comunes son: síndrome febril, habitualmente de poca intensidad; osteoarticulares, poli o monoartritis, gránulos óseos y abscesos.
Psíquicas con síndrome depresivo, nerviosismo, irritabilidad o digestivas, con esplenomegalia, hepatomegalia y hepatitis. Además, neurológicas: meningobrucelosis, polineuritis, síndrome ciático y síndrome radicular.
Por otro lado, pueden manifestarse como hematológicas, con anemia hemolítica, anemia ferropriva; respiratorias con bronquitis y neumonía y finalmente, genitourinarias: orquiepididimitis, cistitis y amenorrea.
Se diagnostica generalmente mediante la detección de anticuerpos específicos contra Brucella en sangre por seroaglutinación. También por aislamento del patógeno mediante hemocultivo. Con el advenimiento de las tecnologías del ADN en las últimas décadas se está utilizando para diagnóstico la PCR (Polymerase Chain Reaction) la cual es altamente especifica e incluso sirve para distinguir entre las diferentes especies de Brucella, pero su costo hace que la seroaglutinación siga siendo la técnica más utilizada.
El control de la brucelosis humana se basa en la erradicación de la enfermedad en los reservorios; esto exige la identificación sistémica y eliminación de los rebaños afectados, así como la vacunación de los animales susceptibles.
Actualmente no existe una vacuna aprobada para uso en humanos; el control de la brucelosis animal y la reducción en la exposición humana a ésta ha limitado el desarrollo de vacunas contra la brucelosis humana, sin embargo, el uso potencial de Brucella como agente de bioterrorismo sugiere que las estrategias directas de intervención deben estar garantizadas.