El colacismo celebró la victoria de Ríos como si fuera propia

Una vez más, el Partido Popular (PP) da muestras de ‘flexibilidad política’ y de un oportunismo que ya no sorprende pero que no deja de avergonzar por las actitudes siempre contradictorias de sus principales referentes.

Es que el principal referente del PP, Jorge Colazo, anunció la semana pasada en conferencia de prensa en Ushuaia que su fuerza política se declaraba “prescindente” en la segunda vuelta y que dejaban a sus seguidores “en libertad de acción” para que votaran en la segunda vuelta a quien desearan.

Sin embargo, tras la victoria de Fabiana Ríos pudo verse a varios candidatos electos y reconocidos simpatizantes de la fuerza que lidera Colazo, festejando mezclados entre los auténticos dueños de la victoria, es decir, los militantes del Partido Social Patagónico (PSP).

Pero eso no fue todo. La utilización política de un triunfo ajeno llegó al límite que el pintoresco legislador electo Adrián Liendo, se ubicó a la izquierda de Fabiana Ríos al momento en que la Gobernadora reelecta le habló a sus seguidores. Solo Fabio Marinello y Gustavo Longhi consiguieron una ubicación mejor que la de Liendo.

Y no quedó allí. Los concejales electos Alejandro Nogar y Laura Colazo también se hicieron presentes y repartieron besos y abrazos a todo aquel deseara felicitarlos por su aporte a la victoria ajena.

Ríos y Colazo, siempre cerca

A pesar de que Jorge Colazo se asume ‘ultrakirchneista’, ahora queda en evidencia su vínculo político con Fabiana Ríos y su cercanía a la Gobernadora, a pesar de que la fuerza política a la que adhiere tenía en la vereda de enfrente su propia candidata.

Lo cierto es que varios antes, Ríos ya había hecho varios guiños al colacismo reconociendo en una entrevista televisiva que Colazo era “el principal referente político de Río Grande”, a pesar de ser inahibilitada por la Justicia Electora y de que por segunda vez expusiera a su señora esposa a una derrota, en esta oportunidad ante un candidato novato.

Como sea, el colacismo volvió a demostrar que con tal de festejar un triunfo, ni siquiera importa si es ajeno.