“Hasta hace pocos años no se conocía la existencia de las garrapatas en esta zona del planeta y por tanto se desconocían las enfermedades que estos parásitos pudieran transmitir a los pingüinos. La presencia tanto de las garrapatas como de este nuevo parásito sanguíneo, que podría tratarse de una nueva especie para la ciencia, se puede utilizar como un indicador del cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas les beneficia”, explica el investigador del MNCN Andrés Barbosa.
Los investigadores tomaron muestras de sangre de 50 ejemplares adultos y 30 polluelos y pudieron comprobar la presencia del parásito Babesia sp. “Pese a que los pingüinos examinados parecían estar sanos aún no podemos valorar cómo les afectará la infección”, advierte Barbosa.
Las próximas investigaciones sobre el parásito deberán analizar como se genera la infección y las dinámicas de trasmisión del parásito en otras especies de pingüinos como Pygoscelis papua o Pygoselis adeliae. (Fuente: Museo Nacional de Ciencias Naturales)