Casi 300 científicos y militares cumplen desde el pasado 28 de diciembre una cuarentena preventiva a bordo del rompehielos Almirante Irízar (RHAI) en el puerto de Buenos Aires, con el objetivo de no llevar la pandemia de Covid-19 a las 13 bases que Argentina opera en su territorio antártico durante una travesía que se extenderá entre el 11 de enero y el 1 de mayo.
El Almirante Irízar es el buque principal en el diseño de las campañas antárticas por su capacidad para acceder a las bases lejanas como Belgrano II o San Martín, transportar grandes carga de insumos y materiales, la posibilidad de operar con los dos helicópteros que forman parte de su dotación y las capacidades científicas que adquirió en su modernización después del incendio de 2017.
Con el objetivo de impedir contagios de Covid-19, como sucedió en bases de otros países desde el comienzo de la pandemia, la planificación argentina incluyó estrictas cuarentenas y testeos para todo el personal que debe cumplir tareas logísticas y científicas en el continente antártico.
Casi 300 científicos y militares cumplen desde el pasado 28 de diciembre una cuarentena preventiva a bordo del rompehielos Almirante Irízar (RHAI)
El comandante del Irízar, el capitán de navío Carlos Musso Soler, afirmó en diálogo con Télam que “el buque tiene una capacidad de 313 camas y estamos en un nivel de ocupación cercano al 90 por ciento porque vamos a zarpar el 11 de enero con 296 personas a bordo, eso implica que además vamos a tener que organizar distintos horarios de comida”.
“El buque cuenta con camarotes para 6, para 4, para 2 y para una sola persona que son los que usamos los más viejitos que tenemos a cargo la responsabilidad de conducir la campaña, debido a los protocolos reducir los riesgos de contagio en vez de utilizar el comedor las comidas van a ser en los camarotes, y en el caso de los que comparten camarotes de 4 o 6 personas lo harán por turno; el resto del tiempo para circular por los espacios comunes del buque es obligatorio el uso del barbijo y las medidas de cuidado porque de esa manera si surge un caso sospechoso podemos aislar un camarote y no todo el rompehielos”, indicó.
El marino recordó que “en la campaña anterior cumplimos con una burbuja de 140 días, porque entramos en cuarentena el 16 de noviembre, nos hicieron los test PCR a todos el 3 de diciembre, zarpamos al día siguiente y recién bajamos del buque el 7 de abril; en ese tiempo hicimos de todo en las horas en las que no estábamos abocados directamente a las operaciones, desde el acceso a internet a torneos de ping pong, ajedrez, cartas e incluso fútbol en la bodega, todos sabían que había que cuidarse y no tuvimos ni un solo problema de indisciplina ni un contagio”.
El buque cuenta con camarotes para 6, para 4, para 2 y para una sola persona (Gustavo Gavotti)
La pandemia sigue existiendo y no podemos llevar el virus a un lugar donde hay personas que no están vacunadas porque están allá desde hace un año y que además tienen las defensas bajas por permanecer tanto tiempo aislados en ese medio, por eso también desde el comienzo de la emergencia en 2020 se suspendieron las visitas con bases antárticas de otros países y las de los contingentes turísticos”, remarcó.
“La misión fundamental de la Armada es salvaguardar la vida en el mar, y cuando el ‘Almirante Irízar’ navega en aguas antárticas hay tranquilidad en todas las bases de la zona porque saben que hay cerca una respuesta médica que cuenta con tres quirófanos, respiradores y la posibilidad de facilitar evacuaciones a través de sus dos helicópteros”, completó Musso Soler.
El rompehielos Irízar zarpará este martes del puerto de Buenos Aires en el marco de la campaña verano con casi 300 personas, provisiones y combustible para distribuir entre las 13 bases que Argentina opera. Según se informó, en estos momentos hay unas 200 personas que están en las bases permanentes desde el año pasado que deben ser traídas de regreso y llevar a sus relevos a través de los distintos medios aéreos y navales.