BUENOS AIRES.- En mayo, el gobierno nacional decidió suspender hasta el 1 de diciembre las actualizaciones de dos impuestos -el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC)- por lo que sumarían más costos para las empresas. Este canon, por ley, se aplica trimestralmente.
Los elementos que se toman en cuenta para definir el precio en los surtidores son la cotización del barril de crudo Brent que se negocia en Londres; el valor del dólar oficial, contenido por el reforzado cepo; el costo de los biocombustibles, porque las compañías que operan en la Argentina están obligadas a cortar el gasoil con un 10 por ciento de biodiésel y las naftas con un 12 por ciento de bioetanol; y finalmente, los impuestos cuyas actualizaciones trimestrales este año se postergaron. Sin embargo, desde la cúpula de YPF aseguraron a distintos medios que "aún no hay nada definido" y que no se descarta una nueva prórroga.
El decreto 352/21 firmado por el Presidente Fernández fue firmado el 31 de mayo y postergó la puesta en vigencia de los incrementos en los impuestos mencionados hasta el 1 de diciembre, por lo que es de esperar que si no existe una nueva prórroga aumente el precio de los combustibles sólo por esta cuestión. Según calculan desde el sector podría llegar a incrementarse alrededor de un 8%.
A la carga impositiva se suma otros problemas en la administración de esta actividad económica.
Es que estaciones chaqueños aseguran que la logística terrestre (el combustible llega en camión) por el bajo nivel del río Paraná (antes llegaba por agua), resiente el sistema haciéndolo más lento y susceptible de quiebre de stock.
Otra realidad, es que el precio de la nafta argentina es mucho más barato para ciudadanos de países limítrofes, por lo que es común que se acerquen motociclistas y automovilistas foráneos a estaciones de servicio argentinas para llenar el tanque. Es que el valor de la nafta (en términos de dólares) termina siendo más barata en Argentina que en Paraguay, Chile, Uruguay o Brasil.
Sin embargo, los ciudadanos argentinos no dejan de pensar que una nafta más cara también se vuelve cada vez más inalcanzable para las clases bajas y medias.