Las cardiopatías congénitas son defectos en la formación del corazón que se desarrollan en la etapa prenatal. Es importante detectarlas en los controles de rutina para evaluar la necesidad de intervenciones cardíacas. Cuanto más temprano es el diagnóstico y la derivación, mejores posibilidades se le pueden brindar a ese bebé.
Unos 7.000 niños nacen cada año en la Argentina con un defecto en el corazón, pero muchos no acceden al diagnóstico a tiempo, por lo que se estima que el 30% se entera de su condición en la adultez.
Un ejemplo que emociona sobre cómo estas cirugías innovadoras implican un giro de 180° en la vida del paciente y su familia, es la historia de Morena Corvaglia y Santiago González Casares, quienes durante varios años persiguieron su sueño de ser padres y en 2016, luego de un tratamiento de fertilización in vitro, lograron el embarazo.
En medio de esa euforia de felicidad, en la semana 20 de gestación, Morena se realizó el scan fetal, uno de los estudios médicos que se indican durante el embarazo en la Argentina.
“Algo no anda bien en el corazón del bebé”, les dijo la especialista que les realizó el procedimiento en el IADT, de ahí empezaría una nueva etapa: una seguidilla de estudios y un diagnóstico temprano que fue clave para salvar la vida de su hijo.
“Fue muy difícil recibir la noticia de que se trataba de un caso severo, pero le estamos eternamente agradecidos al cardiólogo que nos dio el primer diagnóstico y fue la llave para que nos derivaran al Hospital Italiano, al área de Intervencionismo Fetal”, contó emocionada la mamá de León.
El Registro Internacional de Intervenciones Cardíacas Fetales (IFCIR, por sus siglas en inglés) nuclea a los centros de salud del mundo que realizan procedimientos cardíacos fetales a través de una punción en el vientre materno. El Hospital Italiano de Buenos Aires, junto con dos instituciones de Brasil, representan los tres centros de Sudamérica que integran ese registro.
“Estamos orgullosos de participar en el Registro Internacional de Intervenciones Cardíacas Fetales que nuclea los 48 centros del mundo que realizan estas intervenciones”, aseguró la doctora Sofía Grinenco, jefa de la sección de Cardiología Fetal del Hospital Italiano. “Desde el 2010 se han registrado en total 537 intervenciones a nivel mundial, de las cuales 46 han sido realizadas en nuestro hospital”, agregó.
¿En qué consiste la cirugía cardíaca fetal?
Este tipo de cirugía consiste en una punción con aguja fina bajo control ecográfico, realizada a través del abdomen y el útero materno, para llegar luego a la pared torácica y al corazón del bebé.
Se realiza habitualmente entre las semanas 20 y 30 de gestación, en una etapa en la que el corazón mide alrededor de dos centímetros.
“Las cardiopatías congénitas pueden detectarse durante el embarazo en su mayoría por ecografía. El corazón fetal se evalúa en las ecografías que se realizan de rutina entre las semanas 11 y 14 y, especialmente, en la de las 20 a 22 semanas. En la evaluación del final del primer trimestre se pueden detectar algunos casos severos, en tanto en la evaluación del segundo trimestre se hace una evaluación sistemática y estandarizada del corazón fetal, además del resto de la anatomía fetal. En este último examen suelen detectarse la mayoría de las cardiopatías”, precisó el doctor Lucas Otaño, director del programa de Cirugía Fetal, de la sección de Medicina Materno Fetal del Servicio de Obstetricia del Hospital Italiano.
Desde que Morena y Santiago arribaron al diagnóstico confirmado de una cardiopatía congénita severa, todo el proceso fue muy rápido, en una carrera médica para reparar el corazón de León y lograr que pudiera nacer.
Al llegar al hospital, el feto presentaba un cuadro de estenosis aórtica crítica junto a la una mala función de la válvula mitral y una obstrucción del agujerito entre las aurículas (foramen oval) generando daño del ventrículo izquierdo e insuficiencia cardíaca, que había provocado además que se acumule líquido en la panza del bebé (ascitis).
En la semana 24 de gestación, el equipo médico de Cardiología Fetal e Intervencionismo Cardíaco del Hospital Italiano realizó la primera intervención: una valvuloplastia aórtica fetal que permitió recuperar la función en el ventrículo izquierdo y mejorar toda la circulación fetal, además se reabsorbió el líquido en la panza del bebé.
“Para mi sorpresa el equipo nos propuso hacer una segunda intervención en la semana 28, como había resultado tan bien la primera operación, pero yo tenía más miedo, temía no tener la misma fortuna que en la primera”, admitió Morena.
La indicación médica se debió a que, si bien la aorta estaba ya desobstruida, al tener las otras dos alteraciones, con el correr de las semanas la aurícula izquierda se agrandó y eso obstruyó el esófago, provocando que el bebé no pudiera tragar bien el líquido amniótico y el mismo empiece a aumentar, lo que podía generar que se adelante el parto y nazca prematuro.
Entonces, el equipo de Cardiología Fetal le colocó un stent entre las dos aurículas para desobstruir ese agujero chiquito y normalizar el flujo de sangre en el corazón, además de sacar el exceso de líquido amniótico en la misma intervención. Así se volvió a estabilizar la circulación, y se logró que el bebe nazca estable, con un buen peso y un embarazo a término. “En las siguientes ecografías se veía el stent en el corazoncito de León”, relató emocionada la mamá.
Estas dos cirugías prenatales allanaron el camino para lograr un parto a término. “Acompañar a una familia en esto no es sólo un tema médico, también hay una dimensión de calidad humana, de acompañar a la familia en un tránsito tan difícil. “Un momento muy especial que recuerdo ocurrió cuando, después de la primera intervención, la doctora Grinenco, me dijo ´Ahora tenemos que planificar dónde va a nacer´, y para mí saber que mi hijo tenía la posibilidad de nacer con vida ya era todo”.
“Por eso quiero agradecer a todos los profesionales, desde el cardiólogo del IADT Juan Pablo Gallo que nos dijo el diagnóstico por primera vez y nos derivó al Hospital Italiano, hasta los profesionales del Italiano: la doctora Grinenco, el doctor Horacio Aiello, el doctor César Meller, la doctora Natalia Napoli, el doctor Jorge Barreta que lo operó tres veces luego de nacer, hasta Magdalena Massara y todo el equipo de kinesiología respiratoria del hospital”, enumeró Morena pidiendo disculpas de antemano por si olvidaba a alguien de ese enorme grupo de profesionales de la salud que acompaña a toda la familia desde hace más de 5 años.
Las intervenciones cardíacas fetales representan un procedimiento de alto riesgo para el feto, pero mínimamente invasivo y por lo tanto de bajísimo riesgo para la madre, ya que se realizan a través de agujas especiales bajo control ecográfico.
“A la madre se le aplica anestesia regional (peridural o raquídea similar a cuando se realiza una cesárea) o se puede hacer incluso con anestesia local. Los riesgo maternos son excepcionales y, de hecho, nosotros no registramos complicaciones maternas en las casi 50 intervenciones cardíacas fetales realizadas”, detalló el doctor Otaño.
La intervención no requiere puntos, se realiza a través de una aguja. A las horas o al día siguiente la madre vuelve a su casa. Debe guardar un reposo relativo por un par de días, luego puede continuar con su vida normal. En cuanto a los exámenes posteriores, la mujer debe realizarse controles periódicos cardiológicos y de salud fetal en general: una vez por semana en las primeras 2 a 3 semanas. Y luego cada 2 a 4 semanas de acuerdo a cada caso.
El intervencionismo fetal mejora el funcionamiento y el pronóstico cardíaco, y constituye habitualmente el primer paso en una estrategia de tratamiento cardiovascular, que tras el nacimiento involucra la realización de procedimientos de cateterismo y/o cirugía cardiovascular de acuerdo a la evolución de cada niño. El doctor Daniel Berrocal, director del Instituto de Medicina Cardiovascular del Hospital, destacó que “el Hospital Italiano atiende de manera integrada a pacientes con cardiopatías congénitas desde la etapa fetal hasta la adultez”.
“Las operaciones cardíacas fetales se realizan ante distintos tipos de cardiopatías congénitas. En los casos más severos permiten aumentar la sobrevida perinatal, es decir evitar que los bebés fallezcan por insuficiencia cardíaca antes del nacimiento, durante el parto o en el período neonatal. Y en los pacientes con obstrucción crítica de las válvulas aórtica o pulmonar y daño ventricular se evita el desarrollo de una circulación de tipo univentricular, que en la edad adulta se asocia con frecuencia al desarrollo de complicaciones cardíacas, pulmonares y hepáticas”, indicó la doctora Grinenco.
Gracias a estas cirugías de vanguardia, el embarazo pudo llegar a término, y León nació a través de una cesárea programada en la semana 37. Después del nacimiento, fueron necesarias otras tres intervenciones, en una estrategia de cirugía cardiovascular para reparar la válvula mitral y la aorta.
“Soñar con una vida lo más normal posible” era el anhelo que tenían Morena y Santiago, y gracias a los distintos procedimientos médicos ese deseo se hizo realidad, aunque saben que “los cuidados son para toda la vida”.
León hoy tiene 5 años y medio, pudo ir dejando atrás el respirador, la sonda de alimentación y empezar a comer. Va al jardín, le encantan los animales y disfruta de los juegos como cualquier nene.
Si bien vive con ciertas precauciones por su cardiopatía -toma medicamentos dos veces por día y se controla cada seis meses- eso no impidió cumplir el sueño de su familia: “Una vida lo más normal posible con un corazón distinto”.