BUENOS AIRES.- La jueza Elena Highton presentó su renuncia a la Corte Suprema de Justicia. Fuentes de su entorno más cercano explicaron a LA NACION que la magistrada considera que el tribunal atraviesa el “fin de un ciclo” y que eso quedó claro con la última renovación de autoridades.
La semana pasada, una mayoría que ella no integró eligió como nuevo presidente a Horacio Rosatti. Highton había pedido que la reunión en la que se decidió ese nombramiento se pospusiera, con el argumento de que Ricardo Lorenzetti, que como ella resistía la designación de Rosatti, tenía un compromiso que le impedía participar. Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz se negaron y ella decidió entonces no conectarse al Zoom de la reunión.
Highton fue la primera mujer nombrada jueza de la Corte, el 28 de junio de 2004, elegida por Néstor Kirchner. Carmen Argibay había sido nominada antes, pero su pliego fue aprobado por el Senado más tarde. Highton es la única mujer que integra el tribunal. Hasta la semana pasada, había sido además su vicepresidenta. También es la única ministra de carrera judicial, con una larga trayectoria en el fuero civil.
La carta de renuncia de Elena Highton
Highton había superado el límite de 75 años que fija la Constitución de 1994 para seguir en el cargo, pero pudo permanecer porque la Justicia hizo lugar a una acción de amparo formulada por ella, que el gobierno de Mauricio Macri no apeló. La jueza sostuvo entonces que la limitación de edad afectaba la inamovilidad de los jueces en su cargo.
En el texto de su renuncia, de un párrafo, Highton no explica los motivos de su decisión, pero dice que la dimisión es “con efectos a partir del 1 de noviembre del corriente año”. Pese a que la presentó hoy, la renuncia lleva por fecha “30 de septiembre”.
Si bien circulaba el rumor de que Highton evaluaba jubilarse, sus colegas solo se enteraron de que su decisión estaba tomada hoy, cuando ella abandonó por un rato la reunión de ministros para hablar con Alberto Fernández, a quien le hizo saber que se iba y, un rato más tarde, le presentó formalmente la renuncia. Después de esa llamada fue la comunicación a los demás jueces, informaron a LA NACION fuentes del tribunal.
Como jefe de gabinete de Kirchner, Fernández había sido el impulsor de la designación de Highton en 2004. La relación con el actual Presidente, sin embargo, se había atravesado momentos de tensión en los últimos tiempos. Quien era muy cercana a Highton era Marcela Losardo, la primera ministra de Justicia y socia histórica de Fernández, que había sido discípula de la jueza en la facultad. “Mi polla”, la llamó incluso públicamente Highton. Esa cercanía hizo que la magistrada se sintiera reafirmada y no pensara en jubilarse cuando Fernández llegó a la Casa Rosada.
Antes de decidir jubilarse, Highton le había ofrecido a Rosenkrantz volver a ser su vicepresidenta por un nuevo período. Fue el mes pasado. Era una idea que patrocinaba Lorenzetti, que aportaba el tercer voto para que la fórmula Rosenkrantz-Highton volviera a imponerse, pero Rosenkrantz, después de meditarlo, no aceptó. Ya tenía acordado su voto a Rosatti.
Elena Highton de Nolasco al ingresar a la Casa Rosada, en una de sus últimas apariciones públicas
Con la pandemia, Highton trabajaba desde su casa y pasó meses sin asistir al Palacio de los Tribunales. Las reuniones de los jueces se hicieron durante todo este tiempo por Zoom.
Highton tenía a su cargo la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte, creada de 2006 para facilitar el acceso a la Justicia de las personas que, afectadas por hechos de violencia doméstica, están en una situación de especial vulnerabilidad. También, desde la muerte de Argibay, controlaba la Oficina de la Mujer. Ella explicaba que, siendo la única mujer de la Corte, no quería abandonar estas tareas y que, por eso, no dejaba el tribunal.
Empezará ahora un largo proceso para elegir a su reemplazante. A los jueces de la Corte los elige el Presidente con el acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes.
Elena Highton el día de su jura como jueza de la Corte Suprema
La forma de elegirlos está regulada por el decreto 222/03 del Poder Ejecutivo, que establece ciertos criterios para la selección del candidato propuesto, además de un mecanismo de consulta pública. Entre los criterios, dispone atender a las circunstancias relativas a la composición general de la Corte en cuanto a diversidades de género (será clave con una Corte que se quedó sin mujeres), especialidades profesionales e integración regional y federal, así como también a los requisitos atinentes a la integridad moral e idoneidad técnica y el compromiso con la democracia y la defensa de los derechos humanos que deben reunir los postulantes.
Mientras tanto, la Corte funcionará con cuatro miembros. No será la primera vez; cuando renunció Raúl Zaffaroni quedó con cuatro y, después, tras la salida de Carlos Fayt, funcionó seis meses con tres.