BUENOS AIRES.- Visiblemente nervioso y con una llamativa falta de información acerca de diversas cuestiones vinculadas a la navegabilidad del submarino, Vilte respondió a las preguntas de la comisión bicameral investigadora del Congreso que intenta determinar cuáles fueron las razones de la desaparición. Allí, destacó que en el camino a Ushuaia la nave sufrió inconvenientes con "dos casos aislados".
"El primer problema fue con la sensibilidad de los electrodos de la válvula cabeza del snorkel, lo que provocaba que al mínimo contacto con el agua se cierre. Esto no dejaba pasar aire, y no se podían aspirar los motores, por lo que se apagaban. Tampoco nos dejaba cargar las baterías. Esto lo informó el oficial de guardia al jefe de propulsión, lo resolvieron y se volvió a hacer la prueba de mecanismos", explicó el marino, quien ante la insistencia de los legisladores para que clarifique aún más esta situación, no logró hacerlo.
TN.com.ar pudo saber que la válvula de snorkel es una doble chapa que se cierra contra una junta de goma, ubicada en la punta del mástil de snorkel. La misma es operada de forma hidráulica y su sensibilidad se puede regular. "De esta forma puede predecir la ola que la va a tapar y se cierra para evitar el ingreso de agua", explicó un exsubmarinista a este sitio.
Durante su exposición, Vilte relativizó la importancia del problema, sin embargo, la fuente consultado por TN.com.ar brindó otro panorama: "Si tuvieron un problema de regulación, la válvula cabeza pudo haber quedado abierta y convertirse en un conducto de entrada de agua directo al pozo de snorkel, de donde luego toman aire los ventiladores. Esto pudo haber ocasionado la avería del submarino".
Además de Vilte, el teniente de navío Juan Gabriel Viana también se hizo presente en el Congreso. Es el otro integrante de la tripulación que se bajó en Ushuaia. En rigor, el marino dijo desconocer si este problema se reparó antes del último viaje con destino a la Base Naval de Mar del Plata. "No puedo decir si se repararon o no los electrodos", manifestó.
El segundo desperfecto que presentó la nave durante el periplo inicial consistió en tres golpes "fuertes" registrados en el casco de la unidad. "El oficial comandante de guardia ordenó silencio sonar y luego detectamos que los golpes eran a la altura de la escotilla principal batería proa", explicó. Según el Vilte, luego del tercer golpe la situación no volvió a repetirse.
"Se constató que fue la tapa forro de la cubierta, que se encuentra en el exterior, en el casco resistente. Se abrió por alguna ola", agregó el cabo primero, quien negó que a través de este sector pudiera haber entrado agua de mar. Vilte agregó que la avería se "reparó" en Ushuaia, y adujo que la tapa "debió haberse desajustado".