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CIENCIA

Salud: Solo 21 días para adoptar un nuevo hábito

Según los especialistas, se requieren 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y la persona pueda adaptarse a una nueva

Salud: Solo  21 días para adoptar un nuevo hábito

Levantarse más temprano o más tarde, desayunar con tiempo, hacer deporte, trabajar en ciertos horarios. Todos ellos son hábitos; hábitos que se toman, se eligen y se logran llevar a la práctica. Ahora bien, en verdad no siempre fueron hábitos. Al principio, cuando una persona decide adaptar su rutina a otra forma de vida u otro tipo de actividades -más allá de los motivos que la lleven a tomar esa decisión-, las acciones son simplemente eso, acciones.
¿Cómo se llega, entonces, de un hecho aislado que se repite un día tras otro con mayor o menor esfuerzo, a la generación de un hábito?

Maxwell Maltz, un reconocido cirujano plástico de la Universidad de Columbia en la década de 1950, empezó a darse cuenta de un patrón que seguían sus pacientes: cuando les modificaba algún rasgo de la cara, por ejemplo, la nariz, les llevaba 21 días acostumbrarse al nuevo aspecto. Observó también que el síndrome del miembro fantasma en los amputados seguía el mismo patrón de los 21 días.

"Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva", escribió Maltz en su obra Psycho-Cybernetics, un libro de autoconocimiento que habla del potencial humano, publicado por primera vez en 1960.

Según Maltz, las personas actúan en función de la imagen que se han formado de la realidad, no de la realidad en sí misma.

Así, es posible decir que los hábitos, buenos o malos, se moldean del mismo modo. La imagen que las personas tienen de sí mismas y las conductas que han creado, están intrínsecamente relacionados.

Por su parte, William James, uno de los padres de la psicología moderna, escribió un libro llamado Habit, en el que mencionaba que aprender nuevas habilidades puede tener un efecto en la estructura física del cerebro; esto implica que podría modificarlo y establecer nuevas relaciones y circuitos neuronales, que a su vez alteran su funcionamiento.

Por último, una investigadora en psicología de la salud de la University College London conocida como Phillippa Lally publicó, junto a su equipo, un análisis titulado How are habits formed: Modelling habit formation in the real world (Cómo se forman los hábitos: modelando la formación de hábitos en el mundo real). Difundido a través de la Revista Europea de Psicología Social, en 2009, se trata de un estudio que investigaba el proceso de formación de un hábito en la vida diaria. Para ello, se pidió a 96 voluntarios universitarios que eligieran un comportamiento saludable que hasta entonces no hacían, para repetirlo cada día y convertirlo en hábito.

Eligieron por ejemplo comer una pieza de fruta en la comida o correr 15 minutos después de cenar. El tiempo que tomó a los participantes alcanzar el automatismo con esta nueva acción varió de 18 a 254 días, y la media fue de 66 días. En el estudio se destaca que el rango tan amplio se explica por el nivel de dificultad de cada conducta, y aunque los participantes estaban motivados para crear una nueva rutina saludable que ellos mismos habían elegido, aproximadamente la mitad de ellos no realizaron el comportamiento de manera lo suficientemente consistente para alcanzar el condición de hábito.

Pero, ¿por qué es tan difícil instaurar un nuevo hábito? La realidad es que hay muchos factores que pueden fallar. Lo primero que se debe considerar es la motivación, es decir, que el hábito motive por el objetivo que se busca conseguir. Solo se pueden crear con aquellos objetivos y valores con los que la persona se sienta alineada. No sirve de nada querer hacer ejercicio diariamente si eso no está conectado con algo importante para uno mismo. Si algo no gusta ni apasiona, por mucho que se repita diariamente —como indican algunas teorías—, se acabará abandonando porque no se le encontrará el sentido. Es importante encontrar sentido a lo que haces y hallar una respuesta a ‘¿para qué lo hago?’ y no ‘¿por qué lo hago?".

Otra de las preguntas que se suelen hacer en torno a la creación de hábitos es por qué es más fácil o más frecuente adquirir uno malo a uno bueno.

En general, los nocivos producen placer a corto plazo, y que en muchos casos las personas prefieren la inmediatez al beneficio que, a medio o largo plazo, puede reportar uno saludable. Es por eso que para crear un buen hábito es necesario tener paciencia y siempre tener en mente que ese cambio se conecta con algo positivo para uno mismo.

Fuente de la Información: www.iprofesional.com

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