El 23 de enero, hace apenas 14 días, Oscar Bauchi recibió una notificación de messenger. Del otro lado estaba Agustín Vázquez, un aficionado al tema Malvinas.
-¿Vos estuviste en la guerra en el Batallón de Comunicaciones 181?
-Si.
-¿Reconocés esta carta?
Entonces Agustín adjuntó una foto que a Oscar, que ahora tiene 58 años, lo estremeció. Era una carta fechada el 19 de abril de 1982 que había enviado desde Malvinas a sus padres, Ceferino y Marta. Oscar reconoció enseguida su letra, el destinatario y la dirección de la casa de Punta Alta donde vivía en esa época. “Tu carta está siendo rematada en Ebay…”, lo terminó de conmover Vázquez.
“Fue una sorpresa para mí, me quedé duro”, cuenta Oscar desde Pehuén-Co, donde pasa sus vacaciones. Lo primero que hizo fue correr hasta la casa de sus padres, que tienen 87 y 82, para que leyeran hoy, en su celular, el aerograma (porque eso era técnicamente: una carta en papel especial que se dobla y se envía sin sobre) que jamás les llegó hace casi 41 años.
Escrita con apuro, sin puntuación y con algunos errores ortográficos, Ceferino y Marta la pudieron leer entre lágrimas:
“Viejo, yo estoy bien. Esta es la tercera carta que te escribo. No necesito nada. No me mandes ninguna encomienda porque no se si viene a mi manos. Las cartas tuyas las recibí todas como te mandé a decir en las otras cartas yo como bien, estoy muy gordo, aquí no pasa nada. Aparte nosotros no tenemos que estar aquí porque somos clase 63 y está lleno de clase 62 reincorporada. Así que no se cuánto voy a estar aquí. Espero que ustedes estén bien todos. Nos tengo más palabras. Mandá saludos y gracias al tío Gordo y tía Chiche y las primas. Y a nuestra familia, en especial a la abuela y Pirucha. En el barrio a todos, chau…”
Y como firma, Oscar escribió sus apodos: Pistón o Pato.
Hay una post-data: “Mandame por carta el número de teléfono de Simoncini, el de la estación ya lo se”.
¿Quién era Simoncini? en una época donde no había celulares y conseguir que Entel instalara un teléfono fijo era una quimera, ese vecino era el único del barrio que tenía uno.
“La aparición de la carta fue impactante para todos -explica Oscar-. Hay cosas de Malvinas que ya no recuerdo. Y una era que había enviado esta carta y que no la habían recibido. Nosotros sabíamos que muchas cartas no habían llegado, como a nosotros los chocolates, las encomiendas y todo eso. Yo ni siquiera recuerdo cuántas cartas escribí. Sé que mi mamá recibió tres”.
Quién da más
Vázquez, que tiene 34 años, halló la misiva mientras navegaba por sitios referidos a Malvinas, un tema que “me apasiona desde que tengo memoria”, señala. “Siempre busco cosas por Internet, en foros, grupos de Facebook, y tengo relación con veteranos argentinos e ingleses”.
El hallazgo se dio cuando entró en Ebay y se topó con la publicación de la firma ”Principality Auctions”, una casa de subastas especializada en cartas y sellos de la localidad de Corbridge, 482 kilómetros al norte de Londres. “Vi que se subastaba la carta y tomé contacto con un amigo que vive allá para que oferte. Lamentablemente ganó otra persona, que pagó, según se lee en Ebay, 160 libras ( 178 euros o 36.150 pesos argentinos). Es mucho dinero, un monto inusitadamente alto para una carta. Por lo general, se pagan alrededor de 50 euros”.
Lo que Vázquez hizo, además, fue buscar a Oscar en Facebook y contactarlo. Ahora también intenta que quien ganó -un coleccionista de filatelia- comprenda el valor que el documento tiene para el ex combatiente, y realiza gestiones para obtener la devolución del aerograma. “No lo conozco directamente, sino que a través de la gente que la vendió nos comunicamos. Son personas que se dedican a la filatelia, y que las compran por el valor de los sellos. Si como es un aerograma vale más, eso no lo se…Espero que comprenda el significado emocional que tiene la carta, pero más que eso no se puede hacer, porque ya la compró”.
Es lo mismo que sueña Oscar. “Ojalá haya posibilidades de recuperar la carta”, dice.