El ya conocido como gran eclipse solar sudamericano es el único eclipse solar total del año. Comenzará su camino en el Pacífico sur, cerca de la isla Pitcaerin, y terminará en tierra habiendo tocado solo dos países: Chile y Argentina. Los países vecinos (Uruguay, Paraguay, Ecuador y Brasil) se tendrán que conformar con un eclipse parcial.
Las fases parciales del eclipse se iniciarán a las 16.55 GMT (dos horas más en la Península ibérica) en un punto del océano Pacífico al sur de la Polinesia Francesa. Terminarán a las 21.50 GMT en un punto situado al sudeste de San Pablo de Lípez, en el departamento de Potosí (Bolivia). La duración total del fenómeno será de 295 minutos (algo menos de 5 horas), según indica el Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Ministerio de Fomento.
La totalidad comenzará a las 18.02 GMT en un punto del Pacífico al este de Nueva Zelanda. Cruzará el océano de oeste a este, se adentrará en Chile por las regiones de Coquimbo y Atacama, pasará a Argentina por la provincia de San Juan, continuando por La Rioja, San Luis, Córdoba y Santa Fe, hasta finalizar en la provincia de Buenos Aires. Terminará a las 20.43 en un punto al sudeste de la ciudad de Chacomús (Argentina). La duración total del fenómeno será de 161 minutos (algo menos de 2 horas y tres cuartos).
El máximo del eclipse tendrá lugar a las 19.23 GMT en un punto del océano Pacífico al norte de la Isla de Pascua (Chile), siendo la duración máxima de la totalidad de 4 minutos y 33 segundos, algo que no está nada mal. La anchura de la sombra en el máximo alcanzará los 201 kilómetros.
Un lugar excepcional
Uno de los sitios más concurridos desde donde ver el fenómeno será el chileno Valle del Elqui, en la región de Coquimbo, donde se congregarán más de 200.000 personas llegadas de todos los rincones del planeta. El principal atractivo de la zona es la excelente calidad de sus cielos. Esta región chilena concentra hoy casi el 60% de la observación astronómica mundial, con los observatorios de La Silla y Cerro Tololo como principales exponentes, pero también a través de iniciativas municipales como Mamalluca, el primer centro de observación turística de Chile.
Precisamente, un grupo de astrónomos de la iniciativa educativa ‘Cesar’ de la Agencia Espacial Europea (ESA) estudiará el eclipse desde el observatorio La Silla, que forma parte del Observatorio Europeo Austral (ESO). Se trata de un pequeño grupo seleccionado para llevar a cabo observaciones astronómicas con fines científicos y de divulgación durante el eclipse.
Transmisión en vivo
ESO tiene previsto transmitir en vivo el eclipse, siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan y la internet de banda ancha funcione según lo esperado. El equipo de ‘Cesar’ también va a ofrecer cobertura en vivo y compartirá imágenes durante el fenómeno astronómico.
Además, un grupo de astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y del proyecto Stars4all para la promoción de los cielos oscuros en Europa retransmitirá el fenómeno desde el Observatorio de Cerro Tololo a partir de las 19.20 GMT (dos horas más en la Península y las 15.20 hora local chilena).
El fenómeno
Un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, ocultando el astro durante unos minutos. El eclipse corresponde a la proyección de la sombra de la Luna sobre una pequeña región de la superficie terrestre, por lo que para observarlo hay que encontrarse en esa zona. Para que se produzca nuestro satélite debe estar en fase de luna nueva, los tres cuerpos celestes deben estar alineados y la sombra que proyecta la Luna debe pasar por nuestro planeta. En los eclipses parciales, la Luna solo tapa una parte del disco solar. En los anulares, la Luna está en su posición más alejada del Sol, por lo que su disco es más pequeño. De esta forma, el satélite no logra tapar por completo el astro y desde la Tierra se ve un anillo de luz solar rodeando la Luna. En los totales, que es el caso, la Luna está cerca del Sol y lo oscurece por completo.
Recomendaciones para observarlo
No será un eclipse fácil de observar, ya que «además de encontrarnos en el invierno austral, el Sol estará a solo 13 grados de altura sobre el horizonte oeste, prácticamente poniéndose», explica Miquel Serra-Ricart, astrónomo del IAC y responsable de la expedición.
«Siempre hay que usar filtros solares especializados y que estén en buen estado. No deben usarse placas de radiografía, ni anteojos ahumados, ni vidrios de máscara de soldar si son de graduación inferior a 12», explica a la agencia SINC Beatriz García, astrónoma del Instituto de Tecnologías de Detección y Astropartículas (ITeDA). Tampoco se puede mirar con binoculares. Si se ignoran estas medidas, advierte, se puede sufrir lesiones oculares graves, incluso ceguera.
Los filtros solares suelen ser «gafas para eclipses» y deben estar certificados con la etiqueta ISO 12312-2. Pueden adquirirse en algunos observatorios y tiendas especializadas, incluso en internet. La Sociedad Americana de Astronomía (AAS, por sus siglas en inglés) ha publicado una lista con las empresas que cumplen la normativa de seguridad de estas gafas.
La experiencia
«Cuando el eclipse es total y está despejado, se ven las estrellas, se hace de noche total», explica García a SINC. «Además, la temperatura baja entre 4 y 5 grados rápidamente», añade. Otro de los fenómenos más esperados en un eclipse de este tipo es que, durante la fase total, se podrá ver la corona solar. Esta corona es la parte más externa del Sol y está formada por «una gran cantidad de partículas que son eyectadas desde la estrella».
Cuando queden unos 15 segundos para la totalidad, se podrá ver el efecto de anillo de diamantes, que consiste en un estallido de resplandor concentrado en una zona específica al borde del Sol.
También alrededor de estos segundos antes y después de la totalidad, aparecerán una serie de círculos blancos en el borde de la silueta de la Luna que se conocen como perlas de Baily, llamadas así en honor del astrónomo Francis Baily. Esta rareza se produce por la luz solar que se filtra por los valles y cráteres de la superficie lunar y solo duran solo una fracción de segundo.
La mirada científica
A lo largo de la historia, los eclipses solares totales han dejado boquiabierta a la humanidad. Los mitos y leyendas de muchas culturas los representan como eventos divinos o incluso como malos augurios. Hoy entendemos la ciencia detrás de por qué ocurren los eclipses solares totales. Pero, como explican desde el observatorio del Cerro Tololo, aún podemos aprender mucho sobre el Sol durante los breves minutos de totalidad, cuando el astro rey está completamente bloqueado por la Luna. Para los científicos, un eclipse total ofrece una rara oportunidad de estudiar una parte del Sol que normalmente no ven, su corona interior.
La corona es una región de magnetismo y gases extraordinariamente calientes que constituyen la parte más externa de la atmósfera solar. Tiene propiedades misteriosas que aún no entendemos bien, como por qué aún más caliente que la superficie del sol. Es especialmente difícil de estudiar porque es menos densa y millones de veces más tenue que el disco visible del Sol y, por lo tanto, es difícil de ver a la luz del sol. Sin embargo, sí es posible durante los eclipses.
Los científicos estudian la corona porque es importante para predecir el clima espacial, un fenómeno que potencialmente puede dañar nuestras redes eléctricas, telecomunicaciones y satélites.
En 2020 habrá otro
El próximo eclipse solar total no se hará esperar. Será el próximo 14 de diciembre en 2020 y, parece que están en racha, también será visible en Argentina y Chile.