ROMA.- La crisis financiera en el Vaticano llegó a rozar el fantasma del default, escribe en su nuevo libro que sale este martes el periodista italiano Gianluigi Nuzzi, quien confió al diario La Repubblica un anticipo del volumen, llamado "Giudizio Universale ("Juicio universal").
Los resultados de las investigaciones del equipo de trabajo sobre las cuentas de la Santa Sede, querido por el papa Francisco, son impiadosos y hablan de un déficit que "alcanzó niveles preocupantes, en riesgo de llevar al default".
En el libro se pone en evidencia la baja continua de donaciones que llegan al Vaticano. "Los escándalos -escribe en su artículo Ezio Mauro- erosionan la confianza de los fieles".
Cuando en 2018 el papa Francisco lanzó la reforma contra la crisis financiera, en los registros del APSA -el banco vaticano- surgió una contabilidad paralela, según reveló Nuzzi en el libro, con cuentas secretas de cardenales y presuntos testaferros que cubrirían a políticos y empresarios cercanos a la Santa Sede.
Al pedido del pontífice de cerrar las cuentas sospechosas –se lee en La Repubblica- los inspectores replicaron explicando que "el doble fondo vaticano es prácticamente imposible de eliminar".
"Juicio universal" reabre además el caso Viganó, el prefecto de la Comunicación obligado a renunciar tras censurar una carta de Joseph Ratzinger, publicando algunos SMS entre el propio Viganó y monseñor Georg Ganswein, prefecto de la Casa pontificia que sigue al papa emérito, donde se habla precisamente de la misiva en cuestión.
Del libro surge que el papa Francisco habría sido informado de una contabilidad paralela en la APSA con cifras de hasta dos millones de euros y una disponibilidad en las cuentas de hasta 200.000 euros de liquidez, de parte de purpurados como Giovanni Lajolo, que estuvo en la cúpula de la gobernación y fue elector en el último cónclave, Eduardo Martínez Somalo, Paul Josef Cordes, William Baum y Agostino Cacciavillan.
Siempre según la reconstrucción de Nuzzi, al ser informado por un monseñor (que permanece anónimo) el papa habría respondido con firmeza: "Estas cuentas deben ser cerradas de inmediato".
También se incluyen datos sobre las ofrendas al Obolo de San Pedro, que ya no se comunican desde hace algunos años: "La mayor sorpresa -escribió Nuzzi- es la composición: los privados son solo el tercer donante. En el primer lugar están las diócesis, en el segundo las fundaciones".
Además hay sorpresas en cuanto a los ingresos relativos a los primeros diez países: en primer lugar está Estados Unidos (27,62%), seguido de Francia (12,19%) e Italia (10,75%).
Según el ensayo de Nuzzi, existiría un "secreto de Estado" sobre los fondos personales a disposición del papa que ni el pontífice mismo conocería en sus detalles.
Estos fondos son supuestamente manejados por un banco interno, "una entidad poco conocida en el mapa del poder vaticano: la oficina administrativa de la Secretaría de Estado", uno de los sectores "más reacios a la transparencia, aún acuartelado para proteger su perímetro de las reformas del Santo Padre".
"En los pasillos de los palacios sagrados se lo llama incluso el 'tercer banco' (después del IOR y APSA)", agrega el libro, afirmando que la entidad gestiona importantes tesoros de secreta contabilidad.
Gianluigi Nuzzi, el autor del libro, dijo a ANSA que hoy "la abogada Angela De Rosa fue ante el Promotor de Justicia vaticano y entregó una copia de 'Juicio Universal' junto a una breve nota que yo firmé, exactamente como en noviembre de 2017, cuando siempre ella llevó un ejemplar de 'Pecado Original', del que nació la investigación tanto vaticana como de la fiscalía de Roma, sobre presuntos abusos a estudiantes del seminario San Pío X".
Los datos del libro hablan de un "derrumbe de los ingresos" y un "incremento descontrolado de los costos de personal, incapacidad de valorizar los activos, empezando por el inmenso patrimonio inmobiliario rehén de lógicas clientelares, ausencia de estrategia y dispersión en las inversiones en títulos y acciones, con frecuentes pérdidas de millones de euros".
"La situación sin duda empeoró respecto de cuando el predecesor de Francisco, Benedicto XVI, decidió dar un paso atrás", dijo Nuzzi a ANSA, respondiendo a una pregunta sobre una eventual renuncia del pontífice debido a la situación.
"Todos los parámetros se precipitaron -explicó-, por ejemplo en el APSA los parámetros de los resultados operativos presentan derrumbes superiores incluso al 60%. Sin embargo creo que el Santo Padre está decidido a invertir la situación respecto de lo que ya no es una herida sino una hemorragia".
"Los instrumentos que tiene son insuficientes. Para mí estamos frente a un colapso de la gestión de la curia, los instrumentos son vetustos, lo dicen los documentos, aún se usan transcripciones manuales de los números en la era de la inteligencia artificial", advirtió.
"La anunciada revolución de la gestión de las arcas no se realizó", observó Nuzzi, admitiendo que algunas decisiones no se tomaron por motivos vinculados "a la doctrina de la Iglesia, los riegos y el temor a daños en la reputación".
La versión vaticana
El Vaticano no se arriesga al colapso y mucho menos al incumplimiento (dafault), lo afirmó el obispo Nunzio Galantino, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).
"Simplemente no es verdad", aseveró Galantino en una entrevista exclusiva a Avvenire que será publicada en el número de la edición de mañana.
A las acusaciones de "una gestión clientelista y sin reglas, de contabilidad fantasma y del terco sabotaje de la acción del Papa", el prelado respondió con los datos del presupuesto: "en realidad la gestión ordinaria del APSA en 2018 cerró con una ganancia de más de 22 millones de euros. El dato negativo contable es exclusivamente debido a una intervención extraordinaria destinada a salvar la operatividad de un hospital católico y los puestos de trabajo de sus empleados".
El APSA, afirmó además, "no tiene cuentas cifradas ni secretas". En cuanto a un presunto conflicto entre el Papa y la Curia, las afirmaciones de Galantino son claras: "Contrastar al Papa con la Curia es un cliché periodístico desgastado. Todos seguimos trabajando para equilibrar ingresos y gastos y, por lo tanto, tratamos de hacer exactamente eso que el Papa quiere.
Otras lecturas saben mucho del 'Código Da Vinci', que es un enfoque absolutamente novelado de la realidad". Lo que está sucediendo en el Vaticano es, recuerda el presidente de APSA, la consecuencia de la necesidad de una revisión de gastos, como sucede en cualquier familia y en todos los estados serios.