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Boca empato con Talleres

Los dirigidos por Diego Martínez fueron mejores en el primer tiempo, pero sufrieron todo el complemento y así dejaron escapar dos puntos en la Bombonera. La T es puntera con Racing.

Boca y Talleres no se sacaron diferencias en un partidazo en el que faltaron los goles.
Boca y Talleres no se sacaron diferencias en un partidazo en el que faltaron los goles.

En la previa se entendía a este de Talleres como un compromiso duro para Boca. Por el momento del equipo de Diego Martínez, al borde de los recursos entre lesiones y decisiones del DT. Pero más que nada por las características del rival, de los equipos más jerarquizados del fútbol local, el cual -a partir de la propuesta de Walter Ribonetto- no es un conjunto que salga a ninguna cancha a ver lo que pasa. Y el 0 a 0 final es un resultado más fácil de explicar por lo ocurrido en el segundo tiempo que en una primera parte que contó -por ejemplo- con tres goles anulados.

En el comienzo del partido pareció más a pedir del visitante. Con el rival bien plantado en su campo en la Bombonera, sin intimidarse ni por la escena habitual ni por el marco y el recibimiento en pleno cumpleaños del mítico estadio. Talleres tocaba y tocaba, buscando espacios y mostrando buena técnica individual en todos sus intérpretes, desde los centrales hasta sus hombres más desequilibrantes, que tuvieron en Ulises Ortegoza al mejor de sus intérpretes, con Ruben Botta y Ramón Sosa en una noche que no fue la más inspirada de ninguno.

Sin embargo, no duró mucho esa imposición de reglas que propuso la T. Y la razón es que Boca tuvo la paciencia suficiente para hacer valer su intención. Esa virtud fue una de las que -en partidos de trámite resuelto a favor- ha sabido mantener este equipo a lo largo del semestre. En este caso, incluso, debió reponerse de los dos goles anulados (uno muy finito a a Cavani) cuando apenas se habían jugado 20 minutos. Todo por incursiones desde la izquierda del ataque y con Equi Fernández muy cerca del área rival.

Ese aporte ofensivo del volante central xeneize fue posible gracias a la dinámica que tuvo el mediocampo del equipo en la primera parte, a partir de un Cristian Medina que fue solución en la generación y el principal socio de Pol y del propio Equi en la recuperación. De a poco, se les fue acoplando -prolijo y con un creciente atrevimiento- Vicente Taborda.

Pero no fue suficiente para encontrar contundencia y así Boca terminó el primer tiempo monopolizando la pelota y los ataques, intentando abrir para llegar por el medio y con varias chances de gol a partir de centros y córners pero sin generar el peligro que supo crear en encuentros anteriores.


 

Claro, eso sucedió por que Talleres (que después de esos primeros minutos de dominio posicional solo tuvo dos contras, una que terminó en gol anulado a Sosa y otra que Chiquito Romero le sacó a Botta), supo también neutralizar el ataque profundo por las bandas del Xeneize.

La segunda parte, en cambio, no tuvo los roles ni los momentos del partido tan claros. Boca fue con más empuje que claridad y Talleres se animó a intentar dañar ya desde la sorpresa y la velocidad de sus delanteros. Consciente de la ventaja que dio desde el inicio por poner al zurdo Saracchi a marcar la derecha de la defensa (y ante el peligro de tener enfrente a un especialista como Sosa), Diego Martínez decidió que había sido suficiente y pasó a Lautaro Di Lollo -de más oficio como marcador- a ocupar ese lateral.

Habrá sido el frío, pero hubo un tramo largo del complemento de ambos equipos que se adecuaría perfectamente al argumento de la baja temperatura como explicación de lo distinta que resultó la segunda parte. La impresición, sobre todo, se adueñó de la escena. En pases cortos, en búsquedas más profundas y en remates de media distancia que no parecían ni siquiera apuntados al arco. Tal vez en busca de un poco de calor pudo ser que cerca del final los protagonistas se cruzaron en trifulcas aisladas que no se correspondían con el ambiente.

Los últimos minutos fueron para Talleres, que aprovechó mejor las instancias de cambios, sobre todo con un Nahuel Bustos que entró bien y estuvo cerca del gol como también lo estuvo Federico Girotti al desviar un remate que terminó en el palo de un indefenso Chiquito Romero, a la postre el mayor responsable del cero propio.

Claro, esa diferencia en el banco de suplentes estaba clara desde el análisis anterior al partido. A Boca no le sobra nada y Martínez ya no hace nada para disimularlo. Y si el equipo tiene nafta para cincuenta o sesenta minutos en buen nivel, prefiere que esos mismos protagonistas le sostengan el equipo que dejarles la responsabilidad a pibes que no tienen el rodaje suficiente o jugadores que ya no considera a la altura.

Un punto que a ninguno le resta, que a Talleres le sirve para mantener el invicto y seguir expectante en todos sus objetivos. Y a Boca, para bajar un poco las revoluciones que en las últimas semanas lo llevaron de un lado a otro de las emociones permanentemente.

Fuente de la Información: olé.com.ar

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